Ayer te quedaste conmigo hasta tarde,
dejaste una cita pendiente
y preferiste estar sentada a mi lado.
Como siempre tu me conversabas y yo escuchaba,
del mismo modo que aprendía.

De entre varios temas tocamos el que más me cuesta
pero me lo hiciste más fácil,
me sentí más liviana
y pronto fue todo más grato.

Te escuche un rato largo,
aunque hubiese preferido que fuera más,
puse atención en cada una de tus palabras,
e intente atesorarlas lo más que pude.
Me aferré a cada una de ellas, para luego recordarlas,
ya que sé que nadie podrá enseñarme lo que tú me enseñas.

Después de conversar de todo
y luego de darte cuenta que estaba mejor,
te fuiste diciendo "He cumplido".