Ayer solo discutimos.
(tal vez hoy con suerte nos matemos)
Vos dijiste que yo dije y yo no sabia que decir.
Era otra guerra por algo estúpido,
no sé que faltaba o que sobraba,
no sé porque o cuando empezó
pero estábamos metidos en eso hasta la jeta.
Y cada cual tiene sus argumentos
aunque pocas veces sirva de algo.
Todo se resume a lo mismo.
Torturar los días y machacar el alma.
Y dijiste que yo era un idiota,
y eso es algo que ya sabíamos.
Pero te detuviste en ello por un buen rato,
fue un buen instante para prender un cigarrillo
y ver mis alternativas.
Y nada salió de mí
(al menos no lo escuche)
pero luego te fuiste.
Quede como un oso hibernando.
Pero no tenia miel.
Nunca compraste miel.
Y yo te dije que teníamos que tener miel.
Presentía que esto sucedería de un momento a otro.
¡Mierda!
¡Te dije que compraras miel!
y dijiste:
“¿Para que mierda queres miel?”
Bueno...
si estuvieras aca ahora,
lo entenderías.