Tenemos que arreglar esa mancha de humedad, ya se está volviendo negra, se nota como la pared va perdiendo su color crema hacia un gran agujero negro que chupa todo lo vivo del cuarto.
Ya sé que paso poco tiempo en casa, no necesito que me lo grites en la cara, el trabajo me está exigiendo mucho, estoy seguro que si sigo como ahora un tiempo más pronto conseguiré un aumento y te compraré las botas que me pediste.
Sos curiosa cuando enojada, esa vena a la derecha de tu frente me atrae especialmente, y ese color rojo en toda tu cara también, nunca te lo he dicho sino ya encontrarías la manera de dejar de enojarte así, siempre has buscado la manera de opacar mis deseos.
Lo que más me preocupa es que ya tratamos a la casa de humedad una vez, y nos dijo el constructor que duraría mucho tiempo, mínimo cinco años, y ahora voy a tener que llamarlo de vuelta y ha pasado menos de la mitad del mínimo, podría conseguir a alguien más pero constructores buenos no se encuentran todos los días, y éste aunque se le nota la falta de experiencia al menos pone toda su energía, más vale malo conocido que bueno por conocer.
Ya sé que te prometí mudarnos, se me ha hecho imposible, no aproveches la discusión del poco tiempo que paso en casa para irte por las ramas y discutir por algo de lo que ya habíamos hablado, si fuera por eso tengo el tema de que tu madre está más acá que en su propia casa con su marido, a pesar de que ya me dijo más de una vez que su hija merecía algo mejor sigue apareciéndose para demostrar con toda la efusividad que su cara permite cuánto desagrado le provoca esta casa y todo lo que contiene, yo incluido.
Bueno, ya empezaste a hablar de vuelta de que venga más a casa, me parece bien que volvamos al punto de partida, sino no llegaremos a ninguna parte.
Desde este ángulo la mancha se ve aún peor, cuando me levanto es siempre lo primero que veo y me recuerda que todo lo que está saliendo mal, maldita mancha, cuanto más te ignoro más fuerte te pones, cuando me vendió la casa ese amigo tuyo me dijo que con un poco de trabajo quedaría como nueva, se nota que no era tan amigo tuyo.
-Ya querida, que voy a hablar con mi jefe para que me deje salir más temprano.
Y pensar que el dinero lo tenía guardado para irnos a las termas de viaje, todo un fin de semana a puro lujo, esa luna de miel que no tuvimos, ahora se va a ir todo en un metro cuadrado de la casa.
-¿Cómo que no te estoy prestando atención?, te estoy prestando toda mi atención querida.
Vale, ya para de enojarte, no me hagas gastar en algún regalo como recompensa por tu gran actuación, si te complicaras en conseguir algún trabajo en vez de sentarte a mirar las conspiraciones de las novelas con tu madre y a crear las tuyas propias para divertirte conmigo, tu títere favorito, no necesitarías tanto de mi presencia, por Dios movete un poco de casa, o cocina algo de vez en cuando.
Si arreglo la mancha tengo que aprovechar para pintar, el color crema ya dejó de gustarme hace rato, un terracota no va a quedar tan mal, después tu consigues unas cortinas que combinen.
Bueno, voy a invitar a tu hermano a los partidos de los domingos, ya sé que es otra forma de mantenerme bajo control porque no lograste llevarte lo suficientemente bien con las esposas de mis amigos para pasar del tema “últimas tendencias” al tema “últimas peleas con mi marido”, y confías en que tu hermano te tire alguna línea que te ayude a descubrir qué converso con mis amigos de ti, pero Ernesto es más de los míos de lo que tú crees.
El terracota no me lo vas a aceptar, mejor voy pensando en otro color, si no tengo dos o tres opciones listas ya te vas a quejar de que nunca decidimos nada juntos, el blanco también sirve aunque me va a recordar a la oficina, o aún peor, me voy a acordar de casa en la oficina, y si pienso en casa veo a tu madre sentada en el sillón principal que me regaló mi padre para el “hombre de la casa” cosiendo el enésimo buso que me voy a negar rotundamente a usar.
Ya te diste cuenta de que no estaba prestándote toda la atención, ya te pusiste roja hasta la palma de las manos, y como en una buena obra de teatro, ya tenías el bolso preparado.
-Voy a pasar un tiempo con mi madre, lo estoy necesitando.
¡Mejor!, voy a tener una semana de recreo, me aparezco el lunes de la semana que viene en lo de tu madre con una caja de chocolate relleno de crema de menta y rosas amarillas, tus dos cosas favoritas, y te vienes para casa rebosando de contenta y hablando pestes de tu madre.
De repente ahí te convenza de pintar las paredes de color terracota.
Nota: este cuento tiene dos partes, ésta es la primera, la segunda es co escrita por la excelentísima Iemanja, y se llama Humedad 2, si bien las historias se defienden por si solas, adquieren una dimensión completamente distinta cuando se leen las dos
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