para María, con cariño y respeto
Apareciste por casualidad,
y me encantó tu mirada,
te esperé por una eternidad,
cada noche te soñaba.
Mis ojos se iluminaron,
cuando esa tarde te vi,
mis labios no descansaron,
para albarte tanto a ti.
Intercambiamos mil palabras,
y yo, yo me sentía muy feliz,
parecía que tu disfrutabas,
y yo te disfrutaba tanto, a ti.
Miré tus hermosos ojos,
cual hermosa laguna,
y contemple esos labios rojos,
como no tiene ninguna.
Pensé en tu bonito nombre,
como la Madre bendita,
tu voz tan bonita,
mi bella amiga María.
Adoro este instante,
mes de octubre, sagrado,
me permitió mirarte,
como yo lo había soñado.
Hasta siempre amiga mía,
un placer conocerte,
gracias mil, hermosa María,
hoy es mi día de suerte. |