Que ruidoso es el ruido de los domingos, en las orejas-piel, el otoño, y el hielo y yo tiemblo, y recuerdo/te recuerdo. ¿Y como sería/quedarme/nocagarla/estarconvos?
Que me faltan los silencios; que me hacen falta los de nosotros, y nosotros me faltamos, porque eso se dice. Nosotros me faltamos. Es como si me faltáramos en la garganta, y se me hace un nudo y la asfixia, y el vacío-estomago, ya nada que hacer, andar y andar, aguantarse el ruido porque no hay respuestas, porque el tiempo no devuelve ni-eso-almenos, ese man no devuelve.
A ratos olvido que te estoy buscando y entonces ando detrás de no se qué, y no encuentro y no encuentro, y no apareces en eso que no se llama con el nombre tuyo pero que busco y busco como un loco/comounperdido. Nos fuimos. Manuela. Nos abrimos, taque-suerte. Seguro, el tiempo vuela. Uf… Seguro. Y en los ojos nudos-párpados-visajes, y las lágrimas anudadas, que no salen y no salen, que se acumulan, como si las tormentas se acumularan… sobre todo… uf…
No es tu cama la que echo de menos, sino los domingos, largos, desde el principio tu cuerpo en la cama, y la luz, hasta domingos sin camas de pronto, pero contigo. Eso, los contigos, esos/los contigos, así también se dice, los contigos que deje de imaginar, los que se volvieron de dolor-purodolor-undolornielhijodeputa, como el frío que tengo ahora, de adentro hacia afuera.
Como los regalos que ya para que/que no fueron. ¿Cómo sería?
Que me encuentre esta noche de domingo con ese que no fui, ese que se quedó allá a tu lado, y que me diga no se que, desde la hoguera-abrazos-lavidaquehubierasido, desde ti, cosas, que me diga que era mejor lejos, que era, era/fue/hubo/ya/ya no. Irse era mejor; la memoria/la distancia.
|