ASFIXIA

Aún reclamo el día de tu partida
pienso que lo sigo viviendo,
todavía huelo el perfume del café y las flores
y me asfixia tanta dulzura
me ahogan tantos falsos amores.

¿Cómo soportas esto madre?
¿qué no te duele verme sufriendo?
¿por qué no huyes y continuas viviendo?
¿qué acaso ya es muy tarde?

Sueño con llenar tu cama de orquídeas,
siento aún tu beso, ceñido en la frente,
sabiendo que te arrebató la muerte;
y tras salas llenas de rosas y jazmines
me cala el ataúd que lentamente te consume.

¿Cómo podré olvidarte madre?
si vivo entre el abismo del silencio,
entre la sombra de la existencia
y quizá me una a ti todo eso
¿no soy yo la muerte que causa asfixia?

No me creerás lo que te confieso,
no sé si vivo o realmente muero;
sollozando te pido perdón en silencio
con la asfixia del luto terrible
y la cruz que te arranca el suspiro.

No desistas madre, y tú muere en paz,
no ruegues por mi alma al creador
que ni cuidando tu sepultura remediaré
los desgarres que en vida te causé.

¡Oh madre!
perdóname por verte muriendo,
perdóname por que tu casa abandonaste
y renunciaste a la asfixia de seguir viviendo,
¿volverás algún día para abrazarte?
¿aún sabrás que te sigo amando?

Si pudiera madre, borrar el tiempo,
si lograra tu muerte explicar,
convencerme de que esto puede acabar,
que es un sueño que nos asfixia,
que no te quise matar.

¡Oh madre!
¿cómo puedo mi culpa pagar?
¿acaso me consolarás como siempre lo hiciste?
¿terminarás con la muerte que asfixia sin cesar?

Si pudieras madre conviértete en ángel
y por favor termíname de matar.

01 de noviembre de 2004