Las mil y una noches, que fantasía más maravillosa!!!!
De a poco todos fueron llegando, cada uno con su disfraz, los menos osados solo llevaban puesto un antifaz que se les entregaba en la entrada, sino no se permite el ingreso.
¡¡¡Estaban todos!!! -Quien eres?- te sienta muy bien ese traje de dama antigua- Y así uno a uno se saludaron.
Estaba el caballero de sombrero de copa, acompañado de la vaca Aurora, y la Reina Isabel acompañada del gato con botas.
Batman no estaba con Robin.....estaba con el Guazon, lo cual llamo la atención entre los invitados, es que nadie podia hacer oídos sordos a los comentarios que recorrian los pasillos....ya ustedes, gente grande, se imaginaran cuales son esos comentarios.
De pronto se hizo un silencio ensordecedor y las miradas se posaron en un extraño personaje, un hombre alto, moreno, con una gran espalda, y manos grandes y bellas. Las mujeres suspiraban a su paso, él, inmutable, se movilizaba entre ellas como si flotara en el aire. Era intrigante, no llevaba antifaz, pero si una armadura plateada muy brillante, y en sus manos un destellante ramo de rosas rojas carmesí. El aroma que las flores despedian era cautivante, y el caballero de la armadura entregó una por una de sus mágicas amigas a las damas extasiadas.
Los invitados comenzaron a sentirse envueltos en un hechizo y encanto vicioso, atrapante.
Los rostros se desfiguraban, cobraban vida los personajes caracterizados en los trajes de los invitados.
De pronto una nube negra cubrió el recinto, todos volvieron en sí, atemorizados por la extrañeza de dicho acontecimiento, el hombre de la armadura aspiró fuertemente y el humo negro, convertido ahora en espectrales criaturas, entró con violencia en su cuerpo y lo transformó en un huracán oscuro que arrasaba con todo.
Al día siguiente se logró hallar solo una inscripción en el lugar, decía:
“Nada ni nadie logrará separarme de mi Batman” –ROBIN-
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