Ondulaciones de océanos azabaches,
bañan los montes virginales
¡dejadme atravezar tus montes!
¡dejadme saborear tus montes!
Alma mía, extasiada de pureza
ojos de ámbar y miel
¡dejadme dulcificar mi cuerpo!
¡dejadme saciar mi sed!
Frágiles y huesudos hombros
Sol que refleja los mares de tu ser
¡dejadme nadar en tus entrañas!
¡dejadme ahogarme en tu agua!
Empañados vitrales purpúreos y sosegados
zumo de abejas en tu seno de terciopelo
¡dejadme yacer en tu seno!
¡dejadme morir en tu seno!
Os imploro alma mía,
de cuerpo límpido e impoluto
¡dejadme recaer en tus pechos!
¡dejadme dormir en tu cuello!
Texto agregado el 22-10-2005, y leído por 133
visitantes. (0 votos)
Lectores Opinan
13-03-2006
Hermoso, realmente hermoso. Me gusta porque no cae en lugares comunes, las repeticiones le dan una música especial. Y el pedido... es desgarrador y lo transmite. A mí me encantó. Petrarquero