Mas allá de mí un sereno valle de acunadas amapolas. Un latido de mar inconmovible, una ráfaga de vida, la cima de la montaña. Mas allá de mí un pájaro, una sorpresa, la sábana azul de un cielo recién lavado. Cuando estés allí, frente a esta sonrisa mía, ríete conmigo a muerte pero no la toques. Más acá de mí no vengas, no te asomes a mi ausencia: podrías sucumbir eternamente en la oscuridad de mis silencios. © Cristina Chaca
Texto agregado el 22-10-2005, y leído por 240 visitantes. (7 votos)