"Que haces?"
"Ya regresaste?"
"Sí"
"Sofía?"
"No, Sammy"
"Yo no conozco a ningún Sammy"
era la media noche pero nada extraño pasó, como lo suponia el libro místico.
noche sin unicornios ni ángeles, sólo tú. mi unicornio, mi ángel.
un terremoto sin consecuencias, altísima velocidad en el carro por la costa verde, sacando la cabeza por el sunroof mientras llovía.
las tortugas también necesitamos movernos de vez en cuando nena.
Texto agregado el 22-10-2005, y leído por 247
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