Manos Sucias.

Con el frío del invierno en mí choza como casa,
esperamos a mí madre que muy tarde viene.
La espera se hace tensa, sí ella no viene el ambiente frío está, relojes no tenemos pero sabemos que tarde ya es.
Mis tres hermanos tuvieron una idea, encender el brasero, con papeles, cartones, con lo que hubiera,
el humo inunda la choza y al abrigo de sus llamas ponemos nuestras manos.
Mi madre llega pronto y calmadas quedan nuestras ansias, nos reprime por el humo pero no nos importa.
Comemos todos juntos por porciones iguales y mis ojos se cierran satisfecho.
Al amanecer muy temprano levantados, salimos a mendigar como si fuera ya un juego, y por los barrios que surcamos ya conocidos somos, como los manos sucias, es por ese hollín imundo que deja el brasero, pero que nuestras mamos abriga sus lenguas de humo y fuego.