Estos cielos desvirgàndote
y yo rondando rondando.
En la vereda de enfrente hay un jardìn
un perro que ladra
y la sombra deshumana de tus piès.
Cuando llegue el patètico verano y empolle mis huevos en ti
morderè tu boca roja
no con mis dientes sino con mis encìas
que son las que sangran
cada vez que me besas
en el exterminio
los pocillos de cafè que mi abuela trajo de Bagdad
los capullos oscilantes de las hojas escritas
el viento, tu aroma y su penumbra peregrina.
Texto agregado el 21-10-2005, y leído por 158
visitantes. (3 votos)
Lectores Opinan
30-01-2006
Sí... bueno, el café por algo es delicioso. (de Bagdad -la ciudad del exterminio- o de donde sea, café es café, ¿verdad?) tenue
11-12-2005
Y las muecas¿?...ø Kreutzer
22-10-2005
me quedo de ojos clavados y respitación contenida Nocturna
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