Y eso es lo que tiene que causar la literatura: desaosiego. Y lo hace bien. Quiero decir que al leer a Conard o a Milton se llegan a muchas concluciones acerca de la vida. Y se adopta otra filosofía, otro estilo de vida.
Y de tanto leer uno se da cuenta que quiere escribir. Y se mete a escrbir. Poemas o cuentos, novelas, crónicas, columnas, barrabasadas y estupideces. Uno se mete aescribir porque se siente triste y cansado y quiere decir algo, lo que sea. Sólo para que te escuchen. Y es mi historia.
Escribí un poema para no llorar, otro para soltar las lagrimas.
Escribí un cuento para intentar crear mi futuro feliz, lo hize para mostrarme muerto suicidado.
Escrbí muchas cosas para intentar comunicar a ciertas personas, y una que otra en especial, lo mucho que las amaba, todo lo que sentia.
Y he dejado de escribir por eso, porque soy feliz. Porque el amor toco a mí puerta, y la literatura no me causa desaosiego, me causa imaginación.
Entonces dejare de escribir, y voy a olvidarme de esto. Cuando el amor se vaya (ojalá nunca) volveré, pero por favor, no me esperen despiertos.
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