[El poema es sólo mitad mío]

Habéis dicho, todos ustedes,
Lo indecible
De lo que se cree perdido.
No importa,
Pues de la zozobra
Mis brazos ascienden,
Salvando y luchando
Hasta el final.

Habrá barreras infranqueables,
Miles de enredaderas
De petróleo y ascuas,
Que se demostrarán a sí mismas
Como trampas insuperables.
No importará aquello;
El dedo acusador
No impondrá su deseo.
Estaré en la primera fila de la osadía,
Mano a mano
Con el palmo de expedientes:
Avanzando.
Siempre avanzando
Sobre la tan llamada adversidad.

Podréis haber caído,
Camarada, hermano, compatriota,
No importando que la resistencia
Sea más o menos escueta.
Habréis caído
En garras y fauces.
No será eso importante.
Sabréis ver en mi mano
hacia la tuya estirada
bastón suficiente:
os levantaré,
os haré creer aun más.
No habréis perdido honra,
Ni valor ni constancia,
Pues en vuestro nombre
Se expresa la eternidad.

Dama, os veréis amenazada.
Mi amada Patria,
Deberéis ser fuerte y resistir.
Os vilipendiarán,
Os querrán hacer claudicar.
Que ello no os importe,
Pues yo estaré ahí,
¡Pie en junta que lo estaré!
Nunca bandera
Dejaréis de flamear.

Oíd, que debéis prepararos.
Seremos arrebatados
A golpe de fusil
De nuestra arma infalible:
¡voluntad!
Nos harán dejaros y negaros.
El cansancio nos querrá vencer
Simulando en ello salida fácil.

¡No!

Lucha
Esta lucha,
Perseverantes nos mantendremos,
Demases sólo harán de sobra.
Que es la voluntad la que nos mueve,
La que se expresa
Cuando con orgullo infinito
Nuestros ojos, ventanas de esperanza y valentía,
Brillen al gozo,
Sabiendo que es ésta la misión
Que nos hará nacer de nuevo y vivir eternamente.