Abres los ojos casi siempre de madrugada, te quedas aún en cama hasta que amanezca... Vuelves en tí ya de mañana y te quedas esperando... Bajas prontamente de la cama y te dirijes al ordenador, lo enciendes, esperas a que arranque pero cada vez parece más lento este artefacto...
Inicias tu sesión y un ruido recorre tu estomago que no ha probado bocado, ya vendrá luego. Revisas tus pendientes.... Pero no tienes ninguno, checas tus mesajes y nada nuevo, ni un mail, ni un aviso, ni una sola visita...
Te dedicas a vivir de prestado, pendiente a lo que pueda ocurrir mañana, pero sabes que nada cambia, que la misma rutina es la que te sigue a donde vayas, todo es lo mismo de siempre, la vida está allá afuera y tu sigues leyendo los escritos de alguien más...
¿A qué esperas para respirar? Para salir caminando a ver la vida desde cerca, sin miedo a fracasar... anda, que cuando llegues a casa nada se habrá movido de su lugar, eso es seguro...
Te levantas del escritorio y pones a Michael Bublé en la computadora, y como siempre a las 11:00 a.m. le haces el desayuno al abuelo, terminas tu desayuno de casi diario y revisas nuevamente tus cosas, tus numerosas cuentas de correo electrónico, pero todas vacías, nadie en el Messenger, nadie en los cometarios de tus escritos, nadie te ha visitado hoy...
Nada ha cambiado, sigues aquí, leyendo estas cosas que te parecen tan personales, como hechas para tí, ¿será que no somos tan diferentes y por eso te identificas con estas historias? Ojalá no a todos nos pase lo mismo, porque entonces las estadísticas mienten y somos muchos más los que estamos solos, y deprimidos...
¿A qué esperas para salir a respirar y abrir los ojos? |