Gritaba desesperada te adoro
y tu no escuchabas, seguías divagando,
orbitando en tu mundo perfecto,
el mundo donde faltaba yo.
Buscaba la manera de amarte en silencio
pero era imposible siquiera creerlo,
jamás pensaría tenerte tan cerca
y ni siquiera decir un ¡te quiero!.
Imaginaba cada noche dormir en tu regazo,
compartir la misma cama y el mismo abrazo,
cantaba, pensando que me sucedía
lo que a alguna de esas canciones
pero después de que volvía de mi fantasía,
estaba yo ahí sola… sin nada, nada de ti.
Cerraba los ojos y me decía en lo más profundo
-acaso jamás será-, ¡si!, yo mejor que nadie lo sabia
jamás sería lo nuestro,
nunca nos verían juntos siquiera un momento
y aunque yo siempre busque alguno de ellos.
Cada día era más distante, más ilución,
tus besos que yo inventaba
me hacían vivir un poco más,
tus caricias imaginadas me traían felicidad,
vivía cada momento una historia rara hecha por mi mente
y por mi corazón desesperado por amarte.
¡Si!, lo sabía cada vez me dañaba más
pero mi forma de amarte me llenaba
y tu ni siquiera pensabas que enloquecía por ti,
que tu eras el culpable de mi obsesión,
¡es cierto! no te debo culpar
pero tu sabias que te amaba, ¿recuerdas?...
Te lo dije,
tu ni siquiera te atreviste a mirarme,
jamás quisiste enfrentarme,
nunca quisiste enamorarte…
pero yo era imposible olvidarte.
No supe como entrar en tu corazón,
ni en que momento me hipnotizo tu mirada,
me postre ante tu figura masculina,
me cautivo tu seriedad
y me desquicio tu espontánea sonrisa,
me hice esclava de ti y tu sin saberlo.
Invente un largo futuro junto a ti,
sin darme cuenta siquiera “que no te tenia,
que jamás te tuve”.
Bajo esta sombra ahora estoy refugiada,
bajo lo que soy y bajo lo que dejaste de mi,
solo pienso si podré o si quiero salir de aquí,
no lo se es lo único que tengo de ti,
la penumbra, mi vació y este dolor.
Y a pesar de todo el daño
no se como puedo quererte así,
no se como aun tengo la esperanza
de que te des media vuelta y que me mires,
que te incrustes en mis pupilas y que digas ¡te amo!.
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