La mentalista era infalible. Cristiano que se perdía, ella encontraba su cadáver, al entregar datos tan certeros que todos se quedaban con la boca abierta. Por eso, la policía ya no se devanaba los sesos estructurando intrincadas hipótesis y sólo bastaba que recurrieran a ella para tener en escasas horas la solución a determinado puzzle.

-Benito Landeros está muerto y su cuerpo yace en el fondo de una quebrada. Lo veo todo desarticulado, sus ropas destrozadas y en su pecho veo sangre, posiblemente fue apuñalado antes de ser desbarrancado.

Un día más tarde apareció el Inspector Salinas, con una sonrisa de oreja a oreja. Se dirigió a la mujer y felicitándola, le dijo:
-Todo estaba tal cual usted lo visualizó pero hay una sola variante. Si me permite, le invito a que vea esto.
Y abriendo la puerta del automóvil policial, la invitó a que mirara adentro. Súbitamente, una voz aterrada dijo:
-¡Ella es! ¡Ella es!
Era el supuesto cadáver que logró sobrevivir a la caída y que, contracturado y todo, reconocía a la cuasi-homicida.

Ahora, la mujer cuenta los años que le restan para cumplir la larga condena por una larga serie de aterradores crímenes. Le gustaría poseer realmente dotes paranormales para conocer la huella de su destino…