- Y donde estaba tu padre?
- Se iba. Era tarde para él, pero temprano para mí. El cuerpo no puede estar donde se quiere, ni la mente puede desdoblarse para satisfacer los deseos ansiosos de los hijos como son los lazos paternales.
- Y tu madre… donde estaba?
- Aun no llegaba hasta mí. Quizás todas las madres sean suicidas de cuerpo ausente para los hijos, pero estos aun no logran comprenderlo, y yo menos que la falta de haberme mecido en los brazos me impide querer a la mujer q solo me dio la vida.
- Y donde estuviste tú en ese instante?
- Cerrado los ojos no solo hay penumbra. Si la mente hace un esfuerzo se añaden los recuerdos y ellos te sobrecogen o te pulverizan. Pero yo, que siempre he tenido los ojos cerrados, he estado alejado de la realidad de los demás. He preferido pintar mi propia pantomima.
- Y donde estaba yo?
- No sé quien eres. La verdad esta lejos del alcance de quien cree poseerla. Eso hace que opte por mi naturaleza.
- Debes abrir los ojos para saber la verdad…
- Siempre he tenido miedo de hacerlo, pero hoy, que nadie queda en este mundo, más que ambos, nadie me lastimará… lo haré.
- …
- …
- Por qué los mataste?
- Les hubiera hecho mas daño en un futuro.
- Y ahora que sabes quien soy… no tienes miedo?
- No podría tener miedo de mí, ni de la imagen que me devuelve el espejo rajado en pedazos, de poca vida atrapada en imágenes inexistentes que forzado se envuelve en lo iluso de su existir.
- No te separes de mi!
- Jódete… tengo dar alcance a las almas de los hermanos.