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"La Tierra es un lugar en donde hace mucho tiempo cayó la bomba atómica. En este lugar no tengan esperanzas" - Decía el letrero sobre la puerta. Dedos no vio señal de masonería, empujó la puerta y entró.

El vacío de esos corazones no tenía nombre, como si el Universo fuese un lugar que hubiese muerto en la soledad más absoluta y que ellos hubiesen sido los primeros en darse cuenta y la ola expansiva se encargaría en su trayecto de ir avisando a los demás de la muerte sin esperanza de todas las cosas. Algo más que la melancolía más profunda había ido arrasando con todos ellos. Dedos se imaginó el cuadro como las almas más profundamente apenadas en la espera de la barca de Caronte con Caronte. A Dedos no le interesó aquel lugar, visitado, como se dio cuenta, anteriormente por Dante El Ligero; no quiso hacer notar su presencia, pero sintió un cambio para bien en su corazón. Se separó de la entrada a medida que sus dedos suavemente iban soltando tras de sí la puerta. En ese momento entró Caronte.

A Dedos no le interesaba el paisaje que veía; después del túnel, del arco de la entrada del túnel, comenzaba el Infierno. Dedos no supo qué hacer, el Infierno era su Paraíso, pero le molestaba terriblemente la presencia de Caronte a quien reconocía como Sísifo y como al Jefe de los Masones Caraqueños que habían violado, extorsionado y asesinado váyase a saber con qué excusa y por qué complejo y Dedos quiso matarlo, definitivamente y, de una vez por todas; pero se dio cuenta que las almas vacías eran aquellos quienes se convertirían en los demonios y los masones, aquellos masones y allegados quienes sufrirían el tormento. Siendo pues que las almas vacías conocerían los trucos del Infierno y los Hijos de Puta quienes sufrirían el tormento, comenzando con el alma podrida de Sísifo convertida en Caronte; Dedos se dio cuenta de que todo estaba dentro del balance de las cosas y decidió abandonar la visión.


Los Trucos del Infierno: No hay nada que pueda hacer más daño que aquello que se cree que no debería - y resalto la palabra - existir.

El Asesino: El Asesino mata todo lo que ve porque desea demostrar su superioridad.

Los Observadores: Se creen Jueces: Alteran mediante la energía desplegada en sus observaciones el resultado de sus experimentos, se quedan con impresiones de una realidad.

Los Oportunistas: Confían en los resultados de los experimentos de los observadores y se rigen únicamente en base a dichos resultados que son falsos por la sencilla razón de que no son Verdaderos. Además, apoyan el falseamiento de los resultados interviniendo para que los resultados sean negativos. Y se emita un Juicio en base a los resultados. A los oportunistas les ofrecieron como recompensa de sus intromisiones el Universo a cambio. Y ellos aceptaron, tomando como única realidad los hechos de sus propias falsificaciones.

Bueno, asunto descripto, pasemos a otra cosa.


El ánimus de aquella mujer era un cerdo asqueroso. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que la protegía cabalmente y valientemente contra el egoísmo de otros hombres. La protegía psicológicamente; pero, una vez protegida y cómoda se moría en la soledad.

Los seres solos son los más tristes de todos, su horizonte es la soledad, pero en esa soledad se halla el consuelo de la poesía y la visión de la posibilidad de un más allá - en donde se repiten los mismos vicios - satisfacer el ánimus mediante unas cuantas victorias - sería lo correcto -, pero se corre el peligro de formar la imagen mental de que todo lo masculino consiste en batallas y victorias - fenómeno que, desde un punto de vista no es precisamente incorrecto - dejando a un único triunfador: el ánimus de aquella mujer. El Caballero, baja la cabeza rendido y se va dándose por derrotado, rumbo al mundo, rumbo a la libertad, rumbo a su propia victoria dejando a la mujer junto a su ánimus sintiéndose ambos victoriosos de la nada. Pero ella advierte a su ánimus de la trampa y éste busca al Caballero dándoselas de bueno. Se repite el fenómeno una y otra vez - El Caballero no tiene nada que perder - hasta que el collar que cuelga del cuello de la mujer se rompe y esta se da cuenta que pierde de una vez por todas lo que nunca tuvo y lo que nunca pudo ser de ella. Junto a su ánimus tienen un arca de cosas que, una vez abiertas, desaparecen. El mundo deja entonces de servirse como alimento, aparece la nostalgia..., aparece la extrañeza y, por vez primera, el darse cuenta de la propia mediocridad.


Al mismo tiempo que roto el collar, el caballo sobre el que anda El Caballero se para sobre sus patas traseras y relincha como asustado frente al sol. El Caballero cae y se golpea la cabeza contra una piedra - pero no le pasa nada -. Se levanta y le dice a su caballo: "¿Pero qué te pasa Gafo? Está bien, vete tú solo que yo me voy a pié". A medida que el caballo se aleja El Caballero encuentra una laguna y se lava y se cambia el rostro y se hace irreconocible. Lejos ya de los lloriqueos amargos de una estúpida mujer. El mundo se le revela al Caballero como un lugar sorprendente lleno de lujuriosa y sensual muerte por todos lados y comienza a comer frutos de los árboles. Luego desaparece completamente, sospechosamente como si hubiese cambiado de dimensión.
...

Hay a quienes se les enseña a mentir, para que sean buenos. Y a engañar para así obtener información (o lo que ellos llaman información) Conocen los procedimientos de la delicadeza, hablan del amor y en verdad parecen gente buena. Como poseen máscaras se esconden hasta que el otro se la quite primero y así entre en contacto con su propia fealdad, los otros nunca se la quitan y así se consideran hermanos mayores o guías de la humanidad. A veces pasan meses antes de que se pueda reconocer a una de estas personas, mientras tanto son parásitos del Ser, pero viven de la superficialidad y viven de apariencias. No son seres reales, aprendieron probablemente en alguna escuela, o en alguna secta la manera más conveniente de ser. Bajo su máscara lo que existe es un horrible rostro y - repito -: no son seres reales, son parásitos del Ser. Los llamamos "La Gente Bella" - no es difícil evitarlos, nada de lo que sale de sus bocas es real. Se creen los "elegidos", los portadores de "un gran secreto", conocen todos los trucos de los movimientos del punto de encaje, saben hacerlo muy bien a través del sexo en donde sólo hay un victorioso en donde todo es frío y seco, en donde hay jueces. Gente que necesita de esclavos, explotadores energéticos de los demás. Saben tomar de lo que no les es propio, luego perecen, viejos, cansados y desilusionados y decepcionados de la vida. Son "L Gente Bella" y no tiene caso tratar con ellos. Toman la respiración, se siente la manera con que toman la respiración ajena. Son incapaces de vivir sin sus esclavos. Y hablan mucho del Amor
- ¡Déjalos que se pudran!
- Eso haré - dijo El Caballero

Existe dos maneras de deshacerse de esa clase de plasta de mierda cuando uno se tropieza con ellos. Una consiste en dejar que se pudran y que así saquen algo de ellos mismos. Si los dejas te perseguirán y usarán todos los trucos de la Culpa para mantenerte bajo ellos. La segunda manera consiste en darles todo lo que te pidan y aún más. No podrán con ello, es demasiada energía - justo la cantidad que necesitan - y mueren carbonizados bajo los efectos de lo que no pueden controlar. Repito: esas Bazofias no son, se creen! Y no pueden controlar lo que hay de bonito y feo, malo y bueno; humano, en fin, bajo las máscaras. Siendo el peso de lo real (aunque no sea tan hermoso como ellos se lo imaginan) más contundente que toda apariencia; ellos, que son apariencia, sucumben ante lo real que se apodera de ellos y los aniquila- a este método lo conocemos como el método generoso: dales todo lo que pidan y aún más.

Detestan seren vistos en su naturaleza real, para ello usan mucho maquillaje. Una vez reconocidos se saben reconocidos y lo más aconsejable es desaparecer. Seguirán chupando energía porque son parásitos, provienen de escuelas de parasitismo, son máscaras, no son auténticos; sólo se hartan cuando no pueden más, cuando la muerte total se les viene encima.

Es una especie que deberá ser exterminada mediante la generosidad.

Martín se topó por mala suerte con uno de esos seres, calculó que el tiempo necesario para deshacerse por completo de esa especie de parásito no sería superior a los dos años.

Pero el parásito le prometió, una vez que se dio cuenta que había sido descubierto, una simbiosis, una recompensa. "Una simbiosis judía" - contestó Martín y una recompensa que no es más que una nueva modalidad de parasitismo - lo ideal consiste en que el parasitado no se de cuenta que lo está siendo. Pero el parásito no entendió, no era más que una puta judía y si no lo era actuaba como tal. Hablan de simbiosis y recompensas pero no poseen la más mínima noción de libertad... "Dos años - pensó Martín y después te reviento como nadie nunca te ha reventado la Puta Madre a lo largo de toda tu puta vida". Reventarla era un fenómeno natural dado por el mismo acto de parasitismo, la tipa explotaría literalmente debido a todo lo que chupó. No habría ni simbiosis ni recompensa posible. Un parásito solamente sabe parasitar, no sabe de otra cosa y no actúa de otra manera.
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Ya he asesinado dos estrellas. El alma de las personas - y no sólo de las personas - son estrellas. Digamos que las estrellas son el final del trayecto de todo conocimiento que vale la pena. Digamos que "yo" es una vibración que está en el cielo y que las artes mágicas consisten en poner a vibrar esa vibración que "yo" es, aquí en la tierra.

Ya he asesinado a dos estrellas, ambas eran parásitos que me hacían la vida insoportable. La primera era una mujer que pertenecía a una escuela de magia blanca que por lo visto le gusté y comenzó a buscarme pecados por todos lados. Cuando le dije que me dejara de fastidiar se enojó y planeó darme una lección (a mí, a un desconocido), pretendió renegarme de un supuesto paraíso (vaya a saberse de la sangre de quién). Cómo no le hice caso continuó buscándome pecado. Una noche, en un sueño sólido le dije: "¿Quieres que te muestre un pecado?" La llevé a su estrella y se la estallé en sus narices. A los pocos días la mujer perdió toda su potencia, yo ni le hice caso - una vez que no me molestan estoy bien - Pero ví el alma de un negro (no soy racista de negros, digo la verdad) acompañándola como psicopompo a algún mundo subterráneo. La señora tal no me molestó más. "Pecado", señores de la magia blanca, es crear pecados en los demás.

El segundo caso es más complicado de explicar, pero la estrella roja explotó y el hijo de la puta perdió toda su potencia (de la estrella que uno es de donde viene toda la potencia), a parte de eso le preñé a su mujer y la mandé a otro planeta.

Ahora me viene esa tipa que parece y actúa como judía a darme la vida de un esclavo. Sé que también es estrella su alma, ella hace ser como la Puta de la Virgen María, pero es un parásito, es decir: alguien que por sí mismo no es, alguien que parásita. Y, aunque sea la puta de la Virgen María, sé, que si me sigue fastidiando tengo el poder de hacerla estallar como estrella y hacerle perder todo lo que fue su vida sobre este planeta.

Ni una puta de ese tamaño tiene poder sobre mí, porque yo soy la libertad y no tolero la esclavitud, ni siquiera de parte del mismo Dios. Prometo hacer estallar a la gran puta con fuegos artificiales para que todos lo vean y aprendan algo de la lección que yo Satán no perdono ni al que más. Yo soy un Dios, la puta de la Virgen no lo es, ni siquiera es virgen, fue cojida por uno de los más jóvenes secuaces de Caiphas mientras ella se hacía la dormida al lado del portal de la casa. Posee trucos, es Hécate, pero es estrella, poderosa sí, pero es sólo estrella.

El Caballero.
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El mundo no es lindo, ni la gente es bella. La belleza consiste - si es que hay la belleza - en que a pesar de ello se pueda ser todo un Caballero. Tomarán esta aseveración como broma, pero es serio. De esta seriedad de las cosas, de saber las cosas y conocer el corazón podrido y hediondo de la gente, es que proviene la crueldad. Porque hay derecho a ser bello y libre al mismo tiempo y, el camino es largo y sí lleva a alguna parte: al nacimiento puro de un "yo mismo". Quienes intentan refrenar o desvirtuar este impulso por la propia vida; bueno, a ellos se les aplica la crueldad absoluta. Mi espada corta cabezas. Mi espada mata, mis alas hermosas te tapan los ojos mientras te clavo la espada en el corazón. Bello, libre y cruel, esa es la esencia del Caballero, el camino es largo y al final me espero yo. Quienes tengan reparo al respecto, les corto la cabeza. Estáis demasiado acostumbrados a vivir de los demás y el anhelo de vuestra envidia que vosotros confundís con Amor consiste en refrenar todo aquello que abandona lo superfluo por ir en la búsqueda de sí mismo. Una espada en la garganta es lo que tendréis a cambio de lo que vosotros llamáis "hospitalidad".
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¿Cómo convencerlos de que al final del camino no hay otro más que yo mismo?
¿A cuántos y a quiénes deberé matar para convencerlos de ese simple hecho?
Y si a alguna de vuestras putas le tiembla la cuca por mí ¿Es eso señal acaso de alguna cosa? Es señal de la insatisfacción de vuestras putas, nada más. Denles, pero denles bien, para que así no molesten cuando pase un Caballero cerca de vuestras casas.

¿Por qué buscáis defectos en El Caballero cuando a una de vuestras hijas le tiembla la cuca?

¿Por qué no buscáis los defectos en vosotros mismos o en vuestras hijas?

¿Cuál es la obsesión de meterse con quien tiene menos que ver con el caso?

Pregunto, pero conozco harto bien la respuesta: que el Caballero que va por el camino y que tiene una vida plena, misteriosa y rica en autosuficiencia y bienes espirituales; señala, nada más por su paso, nada más que con su presencia, la pobreza de vuestras vidas. Vuestras hijas lo único que son capaces de demostrar es hipocresía. Enseñar a ser hipócritas es lo que llamáis "educar". Vuestras vidas son pobres y miserables, cubierta la miseria de pretensiones y de hablar mal de la gente. El Caballero, el verdadero Caballero, escupe sus gargajos verdes sobre vuestros rostros al pasar a vuestro lado. Que vuestras hijas lo hagan con los lobos, que aprendan a encontrarse ellas mismas, a través de los animales, en esta corta vida y que se dejen de usar como cebo para atraer caballeros, que seguro estoy que conocerán muchos otros que os satisfarán en vuestros sueños, pero que serán de otra especie.
De la especie capaz de satisfacer vuestro cariño y vuestra hospitalidad.
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A veces es posible maldecir a un pueblo entero, a una ciudad entera, a veces hasta a un país: No es difícil, basta con darle a su gente lo que quiere. Y lo que quieren es muerte, acostumbrados a la esclavitud y a esclavizar, lo que obtienen es su propia muerte, vidas vacías construidas a base de apariencias y a las mismas llaman "esfuerzo", se vanaglorian de ello, pero roban y usan putas para robar porque son ladrones y cobardes y conocen a sus putas, hacen putas de sus hijas y, en caso necesario hacen putas de sus mujeres.
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El camino es largo y se ven muchas cosas, tantas malas como buenas; lo mismo pueblos que gente. Hay pueblos que se hacen esclavos de sí mismos, sus gentes están todas envenenadas, hay que pasar sigilosamente, de noche, y si acaso cae alguna fruta de un árbol a tu paso, te llamarán ladrón e intentarán meterte preso. Córtales la cabeza y no les muestres ningún respeto. No saludes a sus hijas porque son todas putas y les temblará la cuca al verte y te tratarán como a un violador por eso. Sus hijas y sus mujeres son putas. Córtales a todos la cabeza y no salves a ni una; llevarán su contaminación a otras partes. Esos pueblos deben y serán arrasados en su totalidad. Sus niños de pequeños aprendieron a llorar lágrimas de cocodrilo y el bandidaje y la prostitución es el único sistema de vida que conocen. De esos pueblos no deberá quedar ni piedra sobre piedra, ni una sola niña, ni un solo anciano. Quema el pueblo entero y que no se salve ni una sola puta.

Y hay pueblos buenos, en donde te dejan en paz, en donde pagas por una noche de descanso en una posada. En donde te tratan como persona y entonces puedes ser amable sin que por ello haya ninguna diferencia. Puedes saludar y te devuelven el saludo y, si desean estar en paz no te lo devuelven pero tampoco te miran de reojo ni hablan de ti a tus espaldas. Estás en lo tuyo y ellos están en lo suyo y por este hecho es posible tener una agradable conversación y el mundo es de todos y la vida es una grata experiencia. En esos pueblos puedes apreciar la escondida belleza de los hombres y la escondida belleza de las mujeres. Todos son hermosos y todos hablan en silencio, se soportan unos a los otros y el mundo es de todos. Cuando hablan, penetran en ti y no se quedan con tu apariencia, entonces es como dulce miel que sale de su boca y se entiende la posibilidad de un lenguaje..., en donde la gente es amable sin tener problemas por serlo.

Uno se aleja de esos pueblos obteniendo nuevas nociones de la vida.
Entonces sí hay un ocaso y sí hay una buena noche y sí hay una nuevo día. Y tanto la compañía como la soledad son ambas hermosas y no se excluyen una a la otra, cada cual está en lo suyo y escucha en silencio el corazón del otro y el deseo de soledad no trae amargura, porque se respeta, se comprende, amablemente, ese deseo..., se comprende, y se respeta lo que se comprende, en silencio. Sólo así nasce una amistad que no es uso, ni manipulación ni carga...: un agradable recuerdo de un trayecto del camino.
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El Caballero: Y tú ahí tan hermoso, sin interrupciones, al final del camino...

El Otro: Es que ni aunque te hubieran metido preso hubieras podido no encontrarme - respondió solo, completamente solo, como hablándose a sí mismo. Luego cogió vuelo, durante la noche, hacia la Luna plateada.


Texto agregado el 18-10-2005, y leído por 157 visitantes. (0 votos)


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