Dile a la locura que no se la entiende.
Que se la asocia con la marginalidad y la enfermedad, de almas perdidas en una sociedad sumisa.
Ella es la que nos da alegrías,
ella es extravagante,
nos divierte,
nos desquita de nuestro letargo.
Puro regalo de los dioses que altera nuestra conciencia,
de tal manera,
que el más cuerdo nos juzga de locos,
cuando el patógeno demente a buen seguro es él:
persona responsable encadenada al aburrimiento.

Dile a la locura que me vuelva a acoger en su seno,
Pequeño pero maduro,
Que es ella la verdadera heroína de mis venas,
Pues este síndrome me ahoga en su desidia.
Abriré el cuenta gotas
Y saltaré, reiré, lloraré
Dire un disparate tras otro,
Sin miedo al que dirán,
Creando expectativas por lo que diré.

Dile a la locura... bueno mejor no le digas nada !!!
Pues son tantos a los que les agrada tergiversar
Que me tomaran por demente
Cuando lo único que quiero es liberar mi mente!