Nunca unos ojos causaron la impresión
Que persigue mi alma hasta hoy en día;
Nunca unos ojos fueron mi agonía,
Más que agonía, vil genuflexión.

Nunca tanto amó mi muerto corazón,
Ni bailó bajo otra extraña algarabía;
Nunca pudo besarte. -¿Que eras mía?-:
¡Razón de mi siniestra sinrazón!

Hoy yazgo inerme al canto de la tierra
Arriba dejo el mundo que he vivido
Y aquí bajo las sombras del olvido

Donde no conozco frío, mar, ni guerra;
Donde, eterno, paso el tiempo pensativo:
Pasan los siglos, la herida no se cierra.


17 / Oct / 2005.-