He llegado para deteriorar cualquier atisbo de vacilación. Detectaré en cada pupila la verdad particular y la desmenuzaré, la destruiré con infinitesimales ironías hasta sembrar de dudas esos rostros prosaicos y pusilánimes y me jactaré de mi triunfo, pequeña presa que sumada a varios miles significarán un valioso botín. Conocerán el rostro de vuestra propia angustia, de la miseria y del dolor y será lo más terrorífico que hayan presenciado, una bufonesca verdad, el fin de toda certeza para ahogarse lentamente en un mar de imprecisiones. Y mientras se hunden en ese océano abyecto, me contemplaran a un centímetro de sus narices sonriendo sarcásticamente y explicándoles sin palabras que todo, absolutamente todo carece de real sentido, que la supuesta razón ha sido desintegrada y transformada en una bolita roja que adornará mi nariz de cruel payaso. Después la nada, el olvido y la intrascendencia total, huesos que serán polvo y polvo que será olvido, el verdadero nombre de esta inmensa esfera que les acoge considerándolos desde siempre como los seres despreciables que han sido y serán por los siglos de los siglos…