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Volverla a encontrar

Quieres que de ese néctar delicioso
no te amargue la hez?
Pues aspírale, acércale a tus labios
y déjale después.

¿Quieres que conservemos una dulce
memoria de este amor?
Pues amémonos hoy mucho y mañana
¡digámonos, adiós!

Gustavo Adolfo Becquer


El día Jueves después del Carnaval de Río, con ropa limpia me dirigí a IBM de Brasil y volví a desempeñar mi hipócrita papel, del mejor alumno de la clase.

Al regresar tuve que instalar el primer Computador que llegaba al Perú, en un cliente que quedaba en el Jirón Miró Quesada y de cuyo nombre no quiero acordarme; se había establecido en la oficina que mi trabajo seria solo Computadores y que ayudaría a los nuevos Ingenieros cuando el problema fuera realmente critico, lo que me permitía tiempo libre para mis conquistas. Ese día termine mi trabajo tres horas antes de lo esperado y decidí ir al Raimondi a comer algo para prepararme para la noche.

El Raimondi es un restaurante muy antiguo, que fue el mejor en la Lima de los años cuarentas, con sus viejas mesas de Cedro y sus sillas acolchadas en cuero, no había cambiado el Menú ni el personal en los últimos veinte años, tenia un potaje fijo para cada día de la semana, a cual de ellos mejor… hoy día tocaba Tamal Chinchano con carne de cerdo y maní sancochado; una delicia que aún hoy en los Estados Unidos donde resido, me hace pensar en algún día viajar solo para comerme un par de Tamales, el Sancochado de los Lunes o las Conchitas a la Parmesana de los Jueves.

◙ ¿Será él?… Como ha cambiado en estos tres años, se le ve todo un hombre de terno y corbata… ¡Si es él, tiene que ser él, su andar de felino lo delata!... Siento palpitaciones, se me sale el corazón, siento algo raro en mi vientre… mejor me apuro para alcanzarlo.

El Restaurante quedaba y entiendo que queda todavía, en el Jirón Miró Quesada esquina con el Jirón de la Unión, al lado de la Iglesia de Las Mercedes. Estaba por atravesar el Jirón Azangaro en la esquina del diario El Comercio en donde en 1917 un marido ofendido lavo su honor, asesinando al poeta Leonidas Yerovi de un disparo certero.

-¡Arturo… Arturo!!! Alguien me llamaba.

Me volteo al oír mi nombre, y allí estaba mi profesora de Psicología y compañera sexual de mis tiempos de estudiante Victoria Robles, un poco mas gordita de lo que recordaba, vestida como provinciana y con una cara que prodigaba alegría y asombro.

- Victoria Robles… ¿Cómo estas?... ¿Qué es de Eugenio?

◙ ¡Sí es él!... ¿Qué pasará?... Me parece seco, no me abraza… ¿Le digo de mi matrimonio o no se lo digo?... ¿Qué habrá sido de su vida?

- Eugenio esta muy bien, estudiando para Abogado en la Universidad de Trujillo. Me contesto Victoria.

- ¿Y tú? Le insistí.

- Yo me casé nuevamente. Me dijo ruborizándose.

- Vamos, te invito a comer algo en el Raimondi, queda justo en la otra esquina, allí me cuentas.

La tome del brazo para cruzar Azangaro, dio un respingo y la sentí sobresaltarse, la vieja magia seguía funcionando, no le solté el brazo porque me justa esa sensación de poder, pasamos la esquina de la Bodega de Cuneo y Bandirola, mientras caminábamos en dirección al Jirón de la Unión tuve tiempo de observarla a mis anchas, se le veía mayor… y acabada, no hay duda que el matrimonio arruina a algunas personas y la edad no perdona, estos tres años habían dejado huella.

◙ He sentido la misma corriente eléctrica que sentía en Pacasmayo cuando el me tocaba, este muchacho puede hacer lo que se le de la gana conmigo, me aprieta el brazo y me gusta que lo haga, puedo mandar todo a la mierda si es que el me lo pide.

Entramos a la penumbra del antiguo salón y nos sentaron junto a la pared, el viejo mesero que era ahora dueño de la veinteava parte del restaurante y de sus deudas, nos alcanzo el Menú, un librito empastado en cuero negro, gastado en las esquinas por el uso, para empezar ordenamos café y Tamales.

- ¡Cuéntame de tu vida, Victoria!
-¿Con quien te casaste?...
-¿Lo conozco yo?.


- ¿Te acuerdas de Pedro Moncada? Pregunto Victoria.

- ¿El Profesor de zoología? Para estar seguro.

- ¡El mismo! Me confirmo.

- ¡Pero si era un borrachín!... Chichero. Le recrimine.

- A cambiado un montón, ya no bebe y es un buen hombre. Me replico casi ofendida.

- Lo importante es que te haga feliz.
- ¿Cómo fue que te casaste, con él?


- Tu despertaste en mi a la mujer que dormía, me hiciste sentir lo que nunca conocí y luego te fuiste, Pedro estaba cerca… se nos fue la mano, Eugenio nos encontró, tuvimos que casarnos. Fue su explicación innecesaria.

- ¿El te hace sentir mas que yo? Pregunte todo machista.

◙ Si este tonto supiera... ¡Que nadie me ha hecho sentir mas que él!... Tan solo de pensarlo, me están dando ganas de que se acueste conmigo.

- No me acuerdo… refréscame la memoria. Me dijo insinuante, guiñándome un ojo.

La cagada… ahora como zafar de esto… ella quiere guerra, pero los tiempos han cambiado, ya no soy el muchachito con nada mejor que hacer, si no tuviera compromiso tal vez me la comía solo para que no joda y para demostrar mi hombría, pero tengo algo mejor que hacer .

- No te había contado, pero yo también me case. Creí encontrar una salida.

- ¡Como… si me habías dicho que nunca te ibas a casar! Parecía molesta.

◙ No me importa lo que piense de mi, me muero de ganas de ser suya como antes, tiene que ser mío nuevamente.

- ¡Pero como eras tu, no creo que eso te inhiba de ir conmigo a mi hotel! Se deschavo todita.

Pero que esta mujer se obsesiona conmigo a cada rato, ya pasó en Pacasmayo y ahora de nuevo quiere ser amada, tengo que escapar como sea.

- Victoria, me muero de ganas de poseerte pero le he jurado a mi mujer, que esta esperando un hijo… sabes, que le seria fiel y que estaría temprano en casa….
- Pedro tampoco se merece que le pongas cuernos… ¡Tu eres una mujer honrada!
- Tengo que irme urgente, mi mujer puede dar a luz en cualquier momento.
- Mozo… la cuenta.


No lo sabia en ese momento que la mentira se haría verdad, la noticia del embarazo de mi mujer me la dieron en el fin de semana y Adolfo nació en Febrero del siguiente año.

Pagué la cuenta, llame un Taxi para Victoria y salí corriendo a sacar el Fiat 600 del estacionamiento, el tiempo me estaba quedando corto, ya era hora de recoger a Ana Maria y a Celia, que habíamos quedado en ir a bailar, tu sabes… mis viejas mañas en el Bolero, dos pasos para la derecha y dos para la izquierda, lo puedes bailar sobre un ladrillo sin caerte, nunca jales a la chica, déjala… que cuando mueves solo el torso, ella se pegara a ti solitita y tu sentirás sus senos clavándose en tu pecho y ella podrá sentir tus intenciones tratando de entablar conversación con las suyas.

Detuve el Fiat en el estacionamiento del Seguro Social faltando cinco minutos para las seis, el Flaco ya estaba esperando paseándose de esquina a esquina como león enjaulado, estaba impaciente por el hambre que le tenía a Ana Maria, él se conservaba soltero y sin serio compromiso.

Las chicas, mujeres al fin se asomaron a las seis y media, ambas tenían alrededor de veinte años, trabajaban como perforadoras de Tarjetas en el Seguro Social, Ana Maria era rubia de ojos claros, alta de piernas largas y torneadas, delgada pero con un magnifico par de senos y al Flaco se le había cruzado en la cabeza comérsela a como diera lugar, Celia era de color capulí, con ojos celestes que a veces parecían verdes o violetas dependiendo del clima, de pelo largo y ondulado, era menos alta que Ana Maria pero tenia cuerpo mas voluptuoso y una cara de péndeja dispuesta a todo, que me hacia pensar que esta noche me la iba a tirar, nos embutimos todos en el Fiat, maneje hasta el Club Neptuno, disco que tenia un magnifico DJ y música romántica a la moda, una mesa al final del salón, una ronda de tragos y empezamos la bailar.

Yo saque a Celia a bailar un Bolero románticon, moví el torso y la deje pegarse a mi, cuando ella sintió lo que se debe sentir, en lugar de adherirse a mi para que nuestras partes iniciaran el dialogo, se retiro rompiendo el lazo… Empezamos a bailar separados, no había rima entre nosotros, la conversación al bailar empezó a relacionarse al trabajo y no al amor, ella eludía toda referencia hacia la acción; busque al Flaco con la mirada y parecía la misma vaina, estaban bailando separados, mejor me hubiera quedado con Victoria que era polvo seguro.

Cuando bailamos una cumbia, las chicas se explayaban al igual que nosotros, pero nada de música aparente para la ocasión, definitivamente la noche se estaba convirtiendo en un fracaso sexual, pero podría llegar a ser algo divertido, cuando las chicas fueron al baño --- ¿Te has dado cuenta que las chicas nunca van al baño solas? .

- ¿Cómo te esta yendo con Ana Maria… Cae o no? Le dije al Flaco.
- Lo que es Celia no quiere nada de nada, creo que estoy perdiendo el tiempo.

- Ana Maria ya me mando a rodar cuando intente besarle la mejilla. Me dijo el Flaco.

Decidimos hacer el cambiazo para ver que pasaba… Cuando las chicas retornaron, con la cara larga diciendo que era hora de irse a casa.

- Bailemos un par de piezas mas. Yo les propuse y ellas aceptaron de mala gana.

Empezó a sonar un Bolero Rítmico, me puse de pie, estire mi mano hacia Ana Maria, me pareció que su cara se iluminaba, empezamos a bailar separados, tu sabes esa clase de Bolero no es bueno para mi método de conquista, pero ella se pego a mi sin que yo hiciera nada para conseguirlo, sentí sus magníficos senos presionando mi pecho, dos paso a la izquierda y dos a la derecha, solo moviendo el torso como si estuviera sobre un ladrillo, su vientre se pego al mío, empecé a experimentar una erección que yo juzgue prematura y que podría arruinar la cosa, cuando ella sintió mis intenciones me hizo saber las suyas, acomodando su bajo vientre con el mío, esto era casi una relación sexual a través de la ropa, le mordí la oreja suavemente con mis labios, ella suspiro y me beso en la boca.

- ¿Tienes problema en irte en Taxi cuando esto termine? Le pregunte al Flaco.

- ¡Yo me la llevo horita para el motel, no te preocupes! Me respondió.

En el Fiat la continué besando y acariciando para que no se me fuera a enfriar mientras manejaba rumbo al pasaje Las Margaritas, en la salida de Lima hacia Vitarte; ya en la habitación rentada por dos horas pude besarla y acariciarla a mi antojo.

- Me han dicho que eres casado. Me dijo mientras yo le sacaba el vestido, entre beso y beso.

- Es verdad, pero estamos separados y planeo divorciarme. Le mentí, mientras jugaba con los brochecitos usando una sola mano para soltarle el sostén (cuando menos 36C), ella quiso creerme o no le importo. Sus senos saltaron entusiastas en la penumbra cómplice, para terminar en mis labios habidos de acción, que mordieron suavemente y besaron sin misericordia ese tesoro, mientras mis manos bajaban cautelosas el calzón y luego su liguero para solícitamente sacarle las medias de nylon.

- No le digas a nadie, pero yo también fui casada y me estoy divorciando, hacia tiempo que quería estar contigo, no sabia como decírtelo y tu perdías el tiempo enamorando a Celia, a ella le gustaba el Flaco. Suavemente la deposite en el lecho, para luego humedecer todo su cuerpo con mis besos, acariciar sus partes prohibidas y hacernos el amor hasta el cansancio, desnuda era mil veces mas bella y sus ojos claros iluminaban la habitación. Y pensar que Victoria quería que me la tirara a ella… ¡Estaba loca!

A las tres de la mañana llegue a mi casa a dormir, cansado después de un arduo día de trabajo en la IBM del Perú.

No me juzguen mal, que yo nunca niego que a veces me comporté como un Hijo de Puta.

Texto agregado el 16-10-2003, y leído por 838 visitantes. (7 votos)


Lectores Opinan
12-07-2004 No tengo mas k decirle k lo k ud ya sabe: Es un genio para diabluras y para escribir. BZS KaReLI
27-12-2003 Te acabo de descubrir y creo que me voy a pasar la noche leyéndote. Voy por más café. Morana
25-10-2003 muy bueno. parece que la zaga sigue. voy por el otro. un saludo. Martin_Abad
24-10-2003 Una historia que atrapa, en la que alterna usted, los pensamientos de los personajes, eso le da rapidez a la narración y el lector quiere avanzar en la historia. La narración es muy buena, de esas historias que todos niegan porque son caballeros, pero que se sabe existen. me encantó, me lo viví todo y eso lo hace una pluma magistral como la suya. Mis estrellas. Un placer reencontrarme con sus relatos. FaTaMoRgAnA
20-10-2003 la sinceridad de sus letras hacen tan fácil la lectura además que construyen su vida de una forma transparente. Usted es un escritor impresionante, sus anécdotas amorosas se reviven en sus palabras. Este relato en particular mezcla mucho de los anteriores, no solo en sus historias sino en su forma literaria. Saludos y felicitaciones a usted Arturo, miles de besos y margaritas. CaroStar
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