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Inicio / Cuenteros Locales / Cedric / 20 años después.

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20 años era el tiempo transcurrido desde que Luis pisara por última vez el vestíbulo de la Facultad en la que había estudiado su carrera,de la cual no ejercía el título,habiendo terminado los dos últimos cursos a trancas y barrancas,más por "hobby" y por no perder el ambiente estudiantil que por verdadero interés por la carrera,harto y desengañado a causa de tanto politiqueo por parte de ineptos profesores,que daban sus clases con escaso interés por la correcta formación de sus alumnos.
Atraído por la tentación del dinero, se había puesto a trabajar en el negocio familiar, al principio a ratos perdidos y, posteriormente más en serio, hasta que el trabajo terminó por absorberle casi por completo.
Alguna asignatura la había aprobado gracias a la ayuda de una buena compañera, que le prestaba sus apuntes y ponía su nombre, firmando por él, en los trabajos de equipo que mandaban los profesores de las diferentes asignaturas.

Finalmente, el tiempo fué transcurriendo y Luis perdió el contacto con la mayoría de sus compañeros,tras producirse la diáspora de fin de carrera para enfrentarse al mundo y a la vida, con mayor o menor éxito,según los casos.
Pasaba muchas veces por la puerta de la Facultad,pero no había vuelto a entrar.Siempre lo dejaba para mejor ocasión, y así una vez, y otra, y otra.
Por fin,aprovechando unos días de vacaciones,se decidió a visitar aquel lugar que tantos recuerdos le traía de una época de su vida que nunca iba a volver.

Después de un sinfin de vueltas,pudo aparcar su coche relativamente cerca de la puerta del edificio docente.
"¡Qué barbaridad"-pensó-¡Cuanto cuesta aparcar ahora! Por si fuera poco,la grúa está por esta zona y no quiero arriesgarme a que lo enganchen si lo dejo mal estacionado.
Luis recordaba los tiempos de 20 años atrás,cuando llegaba al volante de su 600 de tercera o cuarta mano y aparcaba en doble o triple fila,sin dejar el coche frenado y así poder salir y dejar marchar a los demás a la hora de acabar las clases.
¡Qué tiempos aquellos!¡Y parecía que hubiera sido ayer mismo!

Entró en el inmenso vestíbulo,que apenas había cambiado: El mismo suelo de terrazo granate,siempre lleno de huellas de pisadas,las paredes cubiertas de tablones de anuncios y carteles publicitarios de conciertos y obras de teatro.También estaban aquellos funcionales bancos de madera,donde se sentaban los estudiantes mientras esperaban su turno para entrar en las aulas.

Se quedó mirando unas chicas que entraban en ese momento,vestidas con unos ceñidos pantalones y unas cortas camisetas que dejaban ver unos centímetros de piel de su cintura.
"Ay"-suspiró con nostalgia-"¡Quien tuviera veinte años menos!".
En su época adolescente, siempre había sido un poco tímido con las mujeres, a las que veía como algo distante y misterioso, cual si de fruta prohibida se tratara. Ahora, en la madurez, con años de experiencia acumulados y superados sus complejos de juventud, cuando las veía tan vivarachas y desenvueltas,seguía pensando:"Son fruta prohibida".

Primero quiso localizar a un ordenanza, con quien había tenido cierta amistad, salvando las naturales distancias, en su época de estudiante.Para ello se dirigió a la conserjería, donde había un bedel leyendo el periódico y le preguntó:"¿Por favor,está su compañero el señor Paco?".
El hombre levantó la vista,un tanto molesto por la interrupción de su lectura,aunque al comprobar que quien le hablaba era un caballero de mediana edad, en lugar de un estudiante, suavizó la expresión de su cara y le respondió:"Se jubiló hace ya cinco años".
-¿Y el señor Vicente o el señor Pepe?
-Todos jubilados.¿Cuanto tiempo hace que no viene vd. por aquí?
-Veinte años- contestó Luis, mientras se retiraba del mostrador, un tanto frustrado en su deseo de encontrar a algún conocido de sus tiempos de estudiante, que le contara algo acerca de los asuntos de la Facultad.

Se dirigió a la cafetería,ámplia y ruidosa,que le pareció anticuada,al no haber sido reformada en tantos años como hacía que no la visitaba. Estaba,como siempre,atestada de alumnos,unos de descanso o de escaqueo, otros leían algún libro al fondo del local,buscando algo de tranquilidad en rincones apartados.Vió asombrado como una joven pasaba sus apuntes de clase ¡a un ordenador portátil!

Recordó con nostalgia una ocasión en que se había llevado una pequeña Olivetti para acabar un trabajo,lo cual había hecho sentado en una de aquellas mesas, mientras Paqui, una buena amiga y compañera, se lo iba dictando al tiempo que él tecleaba rápida y furiosamente en aquella máquina de escribir.
Instintívamente,su mirada fué recorriendo las mesas de la cafetería, intentando encontrar alguna cara conocida,tanto de profesores como de viejos compañeros.¿Dónde estaban Juanjo,Pilar,Vicente,Antonio o Lola?¿Y.D. Ricardo, aquél profesor que estaba más en el bar que en clase?
Algo en su interior le dijo."Han transcurrido ya veinte años.No sigas buscando fantasmas del pasado.

Luis salió de la cafetería y estuvo recorriendo los pasillos y las diversas dependencias del enorme edificio,buscando a alguien con quien poder hablar de los viejos tiempos,pero fué en vano.La inmensa mayoría de los profesores por los que preguntó se habían jubilado o trasladado a otras universidades,otros no estaban allí en ese momento. Incluso preguntó por algunos de sus compañeros que habían querido quedarse como profesores en aquella Facultad, pero nadie supo darles razón de ellos.
Luis empezó a sentirse como un intruso en aquel establecimiento docente, en el que había pasado cinco años de su vida estudiando,padeciendo y aprendiendo,con momentos alegres y tristes.Recordaba las carreras delante de la policía en época de conflictos académicos y la asistencia a asambleas estudiantiles así como a diversos actos culturales.¿Era posible que todo aquello se disolviera en la nada?

Necesitaba ir al servicio y se dirigió a los lavabos que había en la planta baja, entró y se quedó mirando las paredes,siempre llenas de "grafittis" y pintadas diversas, como en los viejos tiempos, aunque los motivos actuales eran más ecologistas y rockeros que políticos, como él los había conocido.
Entonces vió reflejada su imagen en uno de los espejos y se contempló tal como era en la realidad.¿Dónde estaba aquel estudiante melenudo y con barba,vestido con tejanos y holgadas camisas que él había sido? En aquel cristal se veía reproducida la imagen de un hombre cuarentón, de aspecto maduro, con entradas en su cabellera, que usaba gafas y con unos cuantos kilos de más a cuestas.

Abandonó la Facultad y salió a la calle,donde suspiró de alivio mientras se dirigía hacia su coche. Mientras abría la portezuela echó una última mirada al edificio, intentando verlo con los ojos del estudiante que había sido, sin lograrlo, al tiempo que un grito desgarrador intentaba salir desde lo más profundo de su alma, como queriendo liberarlo de la inmensa desazón que sentía,hasta que se oyó un "¡Nooooo!",que estalló con toda su fuerza.
Algunos transeuntes se le quedaron mirando mientras pensaban de él:"Cada loco con su tema".

La vida seguía en torno suyo de forma implacable, indiferente y casi deshumanizada, por lo que Luis optó por subir al coche y marchar de allí, ¿Hasta dentro de otros veinte años?

Texto agregado el 17-10-2005, y leído por 197 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
26-10-2005 Simplemente impecable,enhorabuena. MARIAOTILIA
19-10-2005 Con el gusto de releerlo. Cariños desde lejos. lilianazwe
17-10-2005 Excelente Manuel! Claro la mía no es una crítica desapasionada, pues no me cabe duda que hay que tener determinados años para entender cosas como esta. Más aun, hay determinado momento en la vida en que uno siente el irresistible impulso de mirar haci atrás. ¿Por qué...? Dilo tú. negroviejo
17-10-2005 sin palabras susanitta
 
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