Sin manos que coger,
sin ojos que mirar,
sin piel que tejer,
sin labios que besar.
Así me quedo yo ahora,
sin más que un tímido sueño,
una ligera palabra que decirte,
y sin saber si de tu amor soy tu dueño.
Muda ha sido tu respuesta
a mis palabras vespertinas que te escribí.
Adjetivos que bien me hubieran dicho
personas que leen,
no precisamente, entrelíneas.
Buscaba una respuesta a mis plegarias,
iluso.
Buscaba un paso veloz a mi intriga,
buscaba haberte transmitido mis andanzas,
que avanzan tímidamente hacia ti.
No he encontrado lo que buscaba,
o bien, no me lo has dado.
Sabías cual era la respuesta que quería oir.
Te hablé ayer de un miedo,
el cual me impide acoger el sueño,
no me permite vivir.
Ahora te pido me digas,
si bien vivo, si bien muero.
No hay mensaje entrelíneas
para que no te escabuyas
y me digas si llegaré a tí.
Eres tú la lectura que necesito leer,
la música que necesito escuchar,
el trabajo que debo hacer,
la persona por la que he de luchar.
Déjame leerte,
escucharte,
amarte. |