Aquella tarde partirías
alguien te llevaría,
pero aun no me explico porque sonreías
sabiendo que te llevarían.
No dijiste absolutamente nada
partiendo tu silencio con el viento,
tus ojos te mostraban algo distorsionada
tu mirada era la guía perdida.
Me pregunto, ¿Porque el tiempo es así?, si horas atrás
nuestros cuerpos se unieron junto al mar
o será que una brisa
robo tu aliento por completo
siendo arrastrado al fondo de un sinistro abismo,
debilitado los latidos de tu corazón.
Con el pasar de las horas, la esencia
que rodeaba tu cuerpo, desvanecía.
Mientras tu cuerpo ya hace
tendido, rasguñado y golpeado
sobre esta camilla de sabanas blancas
que amortigüa tu dolor;
cogí tus pálidas y heladas manos
dejando que apretaras mis manos con esperanza,
esperanza de no dejarte vencer
y con un ultimo aliento que recuperaste
me brindaste una meda sonrisa
mientras una lagrima se deslizo
por tu mejilla hacia la almohada.
Atónito quede a su lado, mientras su mano se soltó la mía,
su padre y madre presentes gritaron de impotencia
atrayendo a la ciencia
a reanimar su cuerpo inerte
cuando solo deseaba descansar, por necesidad
ella así lo quiso.
Consternado susurraste a mi oído diciéndome:
“llámame y no me olvides que siempre estaré a tu lado”.
Voltíe y vi que tu alma se elevaba
a un mundo de paz,
ahora comprendí porque sonreíste.