El veredicto ya estaba dictado. Culpable. Entonces procedió, tomo la pequeña botellita, con ese liquido de color entre amarillo y anaranjado, puso su tapón entre los dedos índice y pulgar, lo froto, sintió su rugosidad, miro detenidamente sus dedos abrazando el rozado objeto, pensó unos segundos y de un tiron arrebato la tapa; al instante, el contacto con el aire transformo al liquido en una sustancia negra y viscosa.
Dejo caer el frasco de la mano izquierda y el tapón de goma de la mano derecha, y empezó a dirigirse hacia le pequeña puerta de chapa verde que separaba la azotea del oscuro pasillo que lo llevaría a su departamento.
Ya estaba libre, no era el final sino un nuevo comienzo; y cerro la puerta tras de si, y se sentó como tantas tardes frente a otra hoja en blanco, y se dispuso a escribir.

Este no es el fin sino un nuevo principio.
A quien corresponda, aquí sobre mi mesa dejo mi último trabajo científico, léanlo todos.
Tras la pequeña puerta que se encuentra a mi costado guardo los libros que el hombre, que una vez fue juez, y verdugo considero que eran necesarios para quien ocupe nuestro lugar en el futuro, la mayoría son de historia por que creo que ahí estuvo el error.
El por que hice lo que voy a hacer, es simple, el peso, la carga de millones de muertes es insoportable. Pero espero que se me entienda. La historia será mi jueza y mi lapida.

El extenso trabajo, que estaba sobre el pequeño escritorio, se titulaba, hibridización de virus, por supuesto que su nombre estaba en ingles, al igual que el resto de la obra.
Y de que se trataba toda esta parafernalia de palabras difíciles; de una técnica nueva que permitía mezclar “hibridizar” dos tipos de virus diferentes, los que uno quiera, para formar uno nuevo con las características de ambos, y sobre como se creo un grupo de híbridos entre gripes, enfermedades de peces, gatos, perros, ratas, aves y un nuevo virus fatal tan solo para el hombre; ese 0,01 por ciento que nos separa de los chimpancés era fatal en este momento.
Alguien tiene la fuerza para juzgar a la humanidad toda, como saber quien debe morir y quien no. Esta disertación no era importante en ese momento, ya lo había pensado muchas veces antes y no descubrió otra forma de solucionar el problema, había dos mundos y uno debía ser salvado antes de que el otro lo destruya por completo.
Levanto la cabeza y el cuarto se empezó a hacer mas chico las paredes que hacia rato no tenían ninguna foto se erguían frente a el dibujando formas que lo acusaban de muerte.
Sin siquiera cambiar el gesto volvió al papel.
Pensó en aclarar que es lo que hizo, pero no, si los que encontraran este papel y sus cosas no las leían, nunca se darían cuenta que fue lo que los golpeo, y mucho menos podrían contraatacar, aunque siempre pensó que en los momentos mas críticos de la humanidad el la vería unida luchando por el problema. Bueno este era el momento más crítico y que se preocupen ellos.
El hambre en el mundo que fácil seria curar este mal, Todo bien y servicio tiene un valor y si el alimento no fuese un bien, no tendría valor, entonces el alimento paso de ser un derecho a cotizar en bolsa, problemas políticos que no se solucionaran nunca, la muerte ahora es un problema político que no se superara y será la ultima decepción de la humanidad y la inmóvil victoria del mundo, gracias a la estupidez humana y a su incompetencia.
Siempre llegaba a la misma conclusión, no se merecían vivir en armonía con algo tan perfecto, no se merecían tener la capacidad de construir su propio mundo.
El individuo es el ente mas hermoso de la creación, los pueblos y las sociedades son entes individuales incapaces de manejar sus células, el hombre no puede dominar todos los niveles de su vida social se pierde fácilmente entre las metas personales y las grupales.
El problema radicaba en la estructura social toda, pero ya era demasiado tarde para cambiarla, había que cambiar las células.
Su cabeza seguía produciendo excusa tras excusa, tantos años luchando contra el mismo, viendo crecer a niños a su alrededor, tantas esperanzas, tantas ganas de que sus ideas no le ganen a sus entrañas, pero el día llego y el juicio de años llego a su fin, y la muerte se había esparcido por el mundo.
Ya dios no existe, o tal vez si en cada uno y se expreso en mi, quizás ya esa cacería de brujas contra los musulmanes ya no tenga razón de ser; Ya poco importa, y las divisiones especulativas entre religiones que buscan explicar los porques terminan acá, en el porque de morir así, sino es por nuestros constructos y divisiones sin sentido.
Pedro Juan Soliz fue encontrado muerto en su departamento, de un balazo en la cabeza; sus cosas están guardadas en un depósito gubernamental, nadie las leyó jamás. Fue suicido y eso es todo lo que dijeron las autoridades del excelente científico Argentino que hacia 10 años había ganado el premio novel por descubrir una forma nueva de cultivos alternativos que según el podría haber curado el hambre del mundo, nunca se llevo a cabo. Las autoridades dicen que la decisión fue tomada después de largo tiempo de depresión por el fallecimiento de su familia durante los atentados del año pasado, en los que un grupo de musulmanes se inmolo frente a las 10 iglesias más importantes de argentina.