Cada que regreso
me quedo atrapado en tí,
con mis opacos cabellos enredados
en tu opiácea piel de ninfa.
Estás tan lejos entonces,
y sólo entonces,
que no comprendo las razones
de esta prisión llamada tú.
Hermenéuticamente, tú.
Es como si el polvo matinal
desgarrara mis entrañas
con besos puros de manantial
con sabor a telarañas.
Tú estás tan lejos,
que el entonces se diluye
transformándose en barrote
de esta prisión llamada tú.
Hermenéuticamente, tú.
Texto agregado el 15-10-2005, y leído por 104
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