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Para ver si el agua habla de algo, la gente natural acostumbra acercase a la orilla de un río y escuchar.

Lejos, en la ciudad del espejo inoxidable, un hombre mira su copa parado junto a la ventana del piso 22, piensa en que quizás mañana esté en el 26, y recuerda con nostalgia aquellos duros comienzos en el 4, el glorioso ingreso al 6; su rápido despegue al 9 y aquel incidente con el slogan que casi lo devuelve al 7. “Evolución” se el ocurre.
En el techo de la ciudad espejo, las nubes se arriman dopadas.
“El agua dice a la gente lo que la gente quiere escuchar”, argumenta un hombre que entra, un colega, un jefe acaso. Pero el hombre de la copa, sabe que el agua puede cantar todos los gingle´s que el quisiera , sabe lo oportuna y estética de la alquimia lograda entre pureza, verdad, transparencia y sed. “No hay dudas de que va a ser un éxito” afirma uno de los dos, ambos se despiden.
Las nubes estallan, llega la lluvia de verano.
El vacío se niega a si mismo en la casa del hombre de la copa, busca de ser ocupado por revistas, memorias visuales y otros objetos sin sustancia. El hombre lo recorre como quien se mira en cada muro, se sienta en una silla cualquiera y piensa que mañana estará en el estudio, que lo mojará la lluvia, que el extraño sabor en su boca solo lo quitará el café. Antes de dormir revisa un libro viejo, se acerca al monitor, compara mensajes, y mira hacia arriba.
Efectivamente al día siguiente el hombre de la copa se moja, y una vez en el estudio, le parece nunca haber salido de él.
Camina pasillos coronados por fluorescentes. Hace tiempo que ordena letras.
Llegada la hora un salvapantallas de pescados marinos se desvanece, un icono es abierto, un directorio, una carpeta, un archivo, una posibilidad.
El hombre de la copa se arrima al monitor para ver concretado el lanzamiento de la nueva campaña audiovisual “Vital”. Un relámpago distorsiona la señal, pero esta continúa sin problemas:
Oscuridad. Agua fluyendo. “Para ver si el agua habla de algo...” sugiere una voz cordial y femenina acompañada por un suave reggae, mientras dos niños, uno negro y una rubia, ambos desnudos corren jugando por un campo radiante “...los naturales se acercan al río a escuchar el ritmo de la verdad.” Prosigue, cuando las criaturas junto al agua escuchan un susurro, el cuadro se disuelve poco sutilmente para dar lugar a la imagen de la botella plástica azulada de 1 litro y cuarto con etiqueta amarilla, vedette central de la nueva promoción de aguas minerales y saborizadas “Vital” al tiempo que la música se acelera e incrementa su volumen. Inmediatamente después de exhibirse el producto, el cuadro de los niños reaparece, ambos se tiran al río a poner su mejor cara de alegría mientras la voz diazepam pregunta y responde: “¿Querés saber lo que les dice el agua?” “Hablá vos con ella” y tras una secuencia de tomas exhibiendo las 7 variedades de botellitas, finalmente aparece el slogan del producto y ya está, 36 segundos de gloria publicitaria!.
El hombre de la copa, la llena. Festeja su ascenso, la nueva oficina es más grande y mantiene el esfuerzo estético que caracteriza a la firma, en este caso la palestra lograda entre el mosaico negro responsablemente usado y el valor blanco seguido de amarillo sol, le dan esa sensación de noche árabe según de David Lynch.
El hombre ahora es más alto, la ventana incluso es más grande, o está más limpia. El hombre de la copa mira el mundo desde unos pisos más arriba que ayer, está imposible el tránsito, los evacuados de última hora son los responsables del fenómeno congestivo. Desde los techos de las viviendas y autos, algunos piden ayuda. Se corta la luz en el edificio. La inundación acabó con todo el parque industrial, el microcentro, la zona residencial norte, las vías de acceso este, norte y sur. La ciudad espejo inoxidable se verá sometida a décadas de reconstrucción.
El hombre de ayer, el colega o jefe, entra portando una vela, felicita al hombre de la copa, al tiempo que lo insta a prepararse para idear la siguiente publicidad, luego lo abandona tras un trago compartido en penumbras.
Nuestro hombre de la copa vacía nuevamente, se sienta, se acomoda con la modorra del que ya ganó, y como si nunca hubiera estado allí descubre la copa en su mano, evidentemente ya lo tiene, “mañana estaré en el 27” sospecha

Texto agregado el 15-10-2005, y leído por 104 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
15-10-2005 Como para que lo lea más de un ambicioso publicista. Esta muy bueno el texto. Felicidades. cvargas
 
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