Allí viene mi pálida doncella,
Luna he de llamar
porque en la completa oscuridad
y sabor de la soledad...
surge entre las sombras
y nos envuelve en su suave manto
de tierna niña.
Es quien en una horrible noche
Nos cobija en sus brazos
Y nos duerme con su dulce aliento...
Al caminar envuelta en llanto
Y nadie alrededor que la cuide,
Deja flores negras en señal de la muerte.
Sentimos su ausencia
Y las criaturas del desaliento salen a socorrerla.
¿De qué forma podrían ayudarle,
si nosotros vivimos en la tristeza...?
El llanto viene y se deposita en sus ojos,
El dolor viene y clava más que nunca en sus almas.
A la Luna han de llorar
A la Luna deben salvar.
Si los besos milagrosos que ella me daba
Y hoy permanecen en mi boca olor tierra
Pudiesen servirle tanto como a mi...
Mi Luna bella podría vivir...
Y en la triste noche en que la besé
Mi bella niña respiró...
Nadie sabía que con ese beso
Di mi vida, mis fuerzas, mis esperanzas
A nuestra querida Luna,
nuestra eterna luz milagrosa...
Luna vivió,
Y en su mente se grabó mi mensaje:
En futuros milenios
nos encontraremos una noche...
En el suave y bello paisaje donde hoy me encuentro...