A la hora señalada, señalada por mi alma, la hora en la que apareces sin que te llame, sin que te vea, y solo te asomas y te presentas, y me enloqueces con los ojos, que me miran y que ardían, que se cierran y me entivian, y ahí estas cuando te llamo, con tu voz que se hace eco, que me paraliza y no se que decirte, que me nutre y no es a causa tuya, que acaricio y te imagino que lo hago, que te beso y me imagino que te bebo, que te abrazo y me imagino que te respiro.
Aquí y ahora, a la hora señalada, señalada por mi alma, abro los ojos y no te veo, y los cierro y sueño que te tengo.
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