Tengo los muslos ardiendo los pechos como de piedra la piel electrificad la boca, mordiendo un beso. Tengo la garganta seca los ojos semicerrados la espalda curva de entrega la voz de arena y de miel. En la humedad de mis manos resbala tu geografía y un potro en loca carrera va de tu sangre a la mía.
Texto agregado el 14-10-2005, y leído por 138 visitantes. (3 votos)