Aprendí a no ser princesa Porque si me quedaba entre las cuatro paredes Obtendrías más frío que el mismo cemento Cayendo en espiral dentro de mí Coronaciones ficticias De príncipes Hologramas de ranas Frías, falsas, soledad y sudor verde No hay deslices, no hay amor Más que mis muñecas frías Mirando la lástima de mis cabellos largos El vestido empapado de seda negra Encontrarme con la nada A cada amanecer Los caballeros ocupados afuera En conquistas de musas rebeldes Ya no había nada que hacer Moría de pronto envenenada Trizándose mi cara de cristal empañado El maquillaje ya no alumbra a las doncellas Bastaba bajar por el puente Directo a un chapuzón de aguas claras Heridas que sanaban Rayos de luz en mi piel otra vez… Aprendí a no ser princesa Porque me creía dueña del cuento de hadas Donde nada era triste, todos volaban No había un aterrizaje de valor Y el punto del vestido no se corrió No perdí la esencia de las perlas Y amo, como nunca antes Estremeciendo las páginas del cuento.
Texto agregado el 14-10-2005, y leído por 174 visitantes. (4 votos)