Ir hacia el baño no es cosa para maricones. Implica una secuencia de situaciones inteligentes, imagenes abstractas sucesivamentes locas e inpensables.
El primer tramo atrae problema de espacios. Para poder pasar tranquilamente necesitas tener muy en claro como se juega al tetris, saber encajar, aprovechar las oportunidades y los espacios como si fueras omnipresente.
Al terminar el jueguito del tetris, hayas ganado o hayas perdido; llegan los conocidos. Gente amable que te saluda o que te rompe los quinotos mientras tu vejiga se hincha como un piñata. El tema se pone tan crítico que comienzas a alucinar con algun baño quimico o que encuentras un agujero en el piso para llenar con pis.
Recorres dos metros y a lo lejos divisas sombras encapuchadas y aceros cortantes. Da la casualidad que siempre al costado del baño (y con esto quiero decir que toda la mierda va a para al mismo lugar).
Completas el recorrido y entras en terreno de selva.
La cantidad de tajos por las miradas de las sombras con capuchas son incontables. Te aparecen heridas por doquier, pero al fin puedes llegar a la tan citada reunion con el mijitorio del medio.
Pero recuerda, luego de evacuar, hay que volver...