Iluminada por tus ojos
la soledad,
fue sorprendida.
Comprendía los temores
sin decisión de abandonar,
escape postergado,
la espera,
nunca fue reconocida.

Fragilidad de un susurro
quebrando la monotonía del silencio
Su avance fue necesario
para arrastrar los temores.
Solemnes se declararon intenciones
a pesar,
que siguieron sobrando palabras.
Como antes.
Como siempre.
Mirada que es delatora
después de ceder,
a la impaciencia de alcanzarte con mis manos
y tocarte con un beso.

Sonrieron las almas,
en la esperanza de ser piel,
y tu aroma se derramó en el aire
en el afán fecundo de crear caricias,
embriagando los sentidos.
Entre abrazos,
fui avanzando hasta tu boca
a beber de tus deseos.

Fue el camino,
para alcanzar nuestro cielo inventado.
A la luz de tu mirada
descubrí la propia esencia:
me abandono
para encontrarme en ti.