Solo estaba imaginando una de las dos cosas que cruzaban por mi cabeza, en la decisión trataba de discernir entre el cuerpo desnudo del muchacho del cuarto de la esquina y las noticias de mi madre de las cinco de la tarde (usualmente le gusta esa hora para las noticias). Inicie dibujando lentamente la situación en mi cabeza, mientras mi mano bajaba de poco en poco entre su piel o entre mi piel, había perdido la noción del tiempo, mientras me seducía el olor de campo, me perdí en éxtasis

¿Terminaste? ¿O estas esperando que muera aquí?, necesito un jalón, solamente uno, ¿terminaste?-los ojos desorbitados, se le notaban tan grandes, como nunca en la cara característica indígena. Debo admitir que dentro de sus dotes y cualidades físicas y de otro tipo, la paciencia no solía sobresalir; pero como bien dicen por ahí nadie es perfecto.

Mi soledad me hacia cada vez ver más reales las fantasías, que a veces sabía donde estaba el limite que dividía todo, está vez en especial pude desconectarme al sentir como la fría lluvia caía en mi rostro y como la figura que observaba hace unos minutos había desaparecido tal como vino, de la nada.