Evocación A la innombrable mujer que recibió mis cartas, Y que un día dejó de responderlas: S.T. ¡Ay! saliste del aire, mariposa, Solo he podido perseguirte en sueños. La euritmia de tus dientes marfileños Extraño, ¡Oh mujer!, mi dulce diosa. Tu audaz fragilidad de tierna rosa, Tu pelo de jardines abrileños; Tus labios y tus ojos son mis dueños. Eres el hada de una historia hermosa. Lastima que el eco de mi pena Retumbe en los confines de la tierra Y desconozcas lo que mi alma encierra. Pues que soy para ti loca anatema; Una letra que ignorante yerra. Un tonto: ¡pago y sufro mi condena! 13 /Oct /2005.-
Texto agregado el 13-10-2005, y leído por 116 visitantes. (2 votos)