En memoria de los otros días,
aquellos que abolían distancias
entre tus manos y mi piel.
Por los días en los que el alma
no sabía de paredes y refugios,
las sensaciones nos hablaban sin censura,
y las preguntas eran alas
que planeaban libres
con vientos de promesa.
He guardado tus días y los míos,
arquitectos de aquella frágil primavera.