Y CON ESO MUERO
Dramática y ostentosa,
como calor humano, divina carne;
mártir, ensangrentada espina
como carnada al alma, al cielo.
Miro impaciente la calma
sin lograr tu recuerdo apaciguar,
desenmarañarlo del ahogo que quema,
de la tormenta que asfixia
y del sueño que vivo, que espera.
No sé, aún, si volverás,
si eres todavía el deseo vivo
o el anhelo dormido, muerto;
no sé si existo, si muero.
Es la lápida en mi frente
la que coge la sabia,
la que escarba mi tumba,
la que te piensa, la que me mata.
Es tu sonrisa, tu música,
hechas de agua, de armonía,
que débil me acechan,
que solemnes me cuidan
y sin más piedad me atormentan.
Te juzgo, te vacilo
porque te siento mío,
porque escandalosamente te amo
y te guardo, y me consumo.
Seré soledad, altura,
posiblemente puro pensamiento;
un panal que recoge tus mieles,
o sólo un verso que te escribo.
Ingenua, impaciente, quizá sola,
presidiendo el misterio, lo ajeno;
soy poesía, el éxtasis mismo,
soy poesía, más que veneno,
más que esperanza, más que un sueño.
Dualidad entre blanco y negro,
casi tinto, casi trueno;
y esto no es suficiente, no te bebo,
no me sientes y con eso muero.
Tarde a tarde espero,
pienso, me alejo y juego;
quiero ser más de ti, contigo,
me acerco y en tu pecho muero.
Precisa, audaz, encontrada;
experta en morir, en ser,
en amasar al alma, mi daga;
te amo, te acabo y me hundo
en el fondo de tu bella agua.
Te escribo y te canto,
te malogro, y me paralizo;
clavas tu mirada en mi mano,
tu carne en mi sentimiento:
te siento, me espero,
y con eso vives, y con eso muero.
Sh@kkti-dukkha |