La amante solitaria

Tuve miedo de morir en tus labios
de quemarme en tus ojos
y que ardiera mi alma sin cesar,
pensé que moriría luego de besarte,
luego de tocarte, luego de amarte.

Creí que nunca te tendría
y ahora se que equivocada estaba,
fuiste tan espléndido, tan maravilloso,
que como loca pretendí y soñaba
que por la eternidad para mi serías.

Me tragué mis ilusiones y mi esperanza,
y mi agonía crecía más cada día
y por las noches mi alma era letal;
tuve miedo y no entendí razón,
lograste quemarme en tu mirada
y mi ser ardió por la eternidad, sin cesar,
como alguna noche imaginaba.

Morí, así, ya sin temor a no vivir,
fue un beso el asesino, el aventurero
que con tocarte y amarte acabó conmigo;
nunca existió la eternidad entre nosotros
y la soledad, creí que nos unía,
que me querías para estar contigo.

Ya lograste herirme,
desmentirte, acabar con la ilusión;
hacer de mi una amante solitaria,
desmedida, pero no por el amor,
ni por la angustia, entre el corazón;
la amante solitaria, desvalida,
con ojos castaños entristecidos
y con mirada de hechizo adormecida;
no se quien eres, pero si cómo eres,
eres... misterioso, arrogante,
un amante sin temor, sin razón;
eres el amante apasionado, increíble,
y quizá también me amas,
o talvez temes por amarme.

Somos los amantes solitarios,
los que se aman por una noche,
mientras que en el día se hieren
por no parecer que enloquecen;
los amantes solitarios, apasionados,
vulnerables, adoloridos, prohibidos,
embrujados por nosotros mismos.

Fingir que nos odiamos,
o que somos no más que amigos
nos hace amarnos más;
porque con nuestras miradas,
con nuestros suspiros y lamentos
sentimos nuestro amor cada día
y soñamos en entregarnos uno al otro,
pensando que no existe nada,
ni luz, ni oscuridad, ni vida.

Nos amamos solitariamente,
me lastimas cuando me miras,
cuando te hablo para amarte,
quizá somos iguales, la misma persona
y así la soledad es nuestro amor,
nuestra pasión, nuestro dolor.

No te detengas y ámame
como jamás me has amado,
y entrégame tus labios, tu amor,
que quiero sufrir, arder, morir
en tu ser, contigo, porque,
después de agonizar en tus brazos
y unirnos con nuestra soledad
he de vivir en el mundo,
como una amante solitaria;
para en la oscuridad morir, cada día,
y al amarnos tratar d existir, porque,
mientras dure el amor y la agonía
estaremos ahí, con el alma,
porque nos amamos todavía.

Sh@kkti-dukkh@