Ramón seguía dandome masajes en la espalda y me decía un monton de cosas que yo ni le escuchaba, mis ojos se clavaron en los de mi contrincante; un negro que debía medir por lo menos un metro ochenta y cinco, se llama Jose Nieves y es Panameño, pero le dicen "La troqueladora" En sus ojos se ve una chispa de furia, pero no es contra mí. eso es parte del juego.
Ramón me aprieta los guantes y me pone el protector bucal, me mira a los ojos y me dice "Calixto, No te dejes pegar mucho del niche, ese siempre va a la cara, protegete bien, tiene brazos de acero si te conecta con la derecha te bota a la lona" Yo lo miré y seguí saltando, el calor era infernal, el calor de las luces, el rugir de la tribuna. Me quería ver muy rudo, pero muy en mi interior quería salir corriendo de ahí, por fuera era una maquina de dar golpes, pero por dentro me sentía inmensamente solo. Se que muchos ahi afuera apostaron por mi, quizas si pierdo me puede pasar algo, o a mi familia. Mejor no pensar en eso.
El referee nos pone frente a frente, miro al niche y tiene rabia, pero le puedo sentir el miedo muy en el fondo. Empieza la pelea y ambos nos estudiamos con golpes cortos a la defensa. Parece impenetrable. La gente se desespera y quiere ver correr la sangre, yo solo lo hago por la plata. Logro conectarle en el higado, no hay ninguna expresión de su parte, descuidé mi defensa y me entra un uppercut limpio en el menton, luego me manda un golpe que da en todo el centro de la cara y me bota a la lona. Se me enrojecio la vista y sentí como si todo el liquido dentro de mi cabeza se convirtiera en un maremoto, pero la adrenalina no me dejaba sentir dolor alguno. Veo al referee contar, va en 4, me levanto un poco aturdido por la sorpresa y el tremendo golpazo que me logro dar. El referee me pregunta si quiero continuar y yo le digo que si, como queriendo decir que no, pero yo no soy un cobarde. El niche se toma mas confianza y se torna más agresivo, yo tengo la defensa arriba y abajo todo el tiempo.
Ramón se desespera y de su boca escapa más de una palabra desobligante contra mi madre en especial. Me enfurezco, aprovecho un descuido en su defensa y logro conectarle un golpe en el ojo y luego otro al menton. El niche se tira para atras, yo me abalanzo sobre él y le boto un golpe que logro conectar en el estomago. Su saliva cae en mi rostro, pero es imposible notar ese tipo de cosas cuando se esta en ese estado de euforia, uno se convierte en una máquina, hasta que suena la campana o alguno de los dos cae. Logra sujetar mi guante derecho y se tira contra mi, me sujeta, el referee nos separa. Todavia me siento aturdido por el golpe que me conecto en la cara. Rios de sudor nos cubren tanto al niche como a mi, es una danza infernal, siento que en cada golpe me va a quebrar la guardia pero tengo que mantenerme.
Suena la campana y me voy a mi esquina. Ramon me quita el protector bucal, me enchufa la botella de agua y se despacha contra mí, que tengo que ir a atacarlo, que ya me botó a la lona y eso puede ser decisivo al final de la pelea, si se va a decisión. Suena de nuevo la campana, me pone el protector y salgo de nuevo. El niche no me mira, su mirada es esquiva, como perdida en la nada. Me rompe la defensa y me conecta tres golpes en la cara, por fortuna eran con la izquierda, pero alcanzo a hacer un gesto. Luego un gancho en el estomago y me hace perder el aire. Estoy furioso, pero tengo que recobrar el aire. Me mira con sorna. Se burla de mi con la mirada. Rompo su defensa de nuevo y le conecto dos golpes cortos en los costados y cuando iba por su menton se agacha y me esquiva, mi golpe se va a la nada y dejo todo mi cuerpo indefenso. Desde abajo me tira un uppercut, con la derecha. En el estomago.
Caigo a la lona de nuevo, escupí el protector bucal, hay un charco de sangre en el suelo, y veo todo como si hubiera un hilo lechoso alrededor de mi mirada, el conteo va en 6, siento el tiempo pasar de prisa, Ramón esta mudo y petrificado. Me levanto en 8, el referee me mira e insiste en preguntarme si estoy seguro de querer continuar. Es obvio que ese niche me esta dando una tamaña paliza. Yo sigo con la pelea, mis ojos estan inyectados de sangre, no veo muy bien por el derecho, la pelea continua y yo siento que mi corazón late a mil, si me tumba de nuevo ahi acaba todo. Yo no puedo perder, tengo muchas cosas por pagar, ademas recuerdo que prometí invitar a Janeth a cenar, si ganaba la pelea. Ella nunca ve mis peleas. Dice que le da miedo que me hagan mucho daño.
El niche se me tira encima como un camión, su golpe pasa silvando por mi oido, alcanze a esquivarlo, subo la defensa y cada golpe me hace querer bajar los brazos, pero estoy cansado de ir abajo, y en ese momento siento que algo en mi cabeza hace corto, como si un cordon tensionado se rompiera de repente. Mi golpe logra conectarle en el bajo vientre, luego le pego uno en la parte exterior de la cara, casi en el oido, luego, de mi brazo derecho sale un uppercut con toda la fuerza que me quedaba en el cuerpo en ese instante. El golpe lo conecto en la cabeza. Los ojos del niche se blanquearon, y cayó a la lona. el conteo llego a 10, era un contundente Knockout, Ramón se me tiro a abrazar pero yo casi ni podia sostener la cabeza erguida, mientras el Referee me levantaba la mano derecha y el anunciador me proclamaba como nuevo campeón Welter.
El niche no se levantaba y llamaron a los médicos. La gente hizo silencio. El golpe habia sido fatal. El medico se pronuncio. José "La troqueladora" Nieves, hijo prodigo de Balboa, padre ejemplar de dos hermosas niñas, había fallecido. Caí de rodillas. Sentí que iba a vomitar ahi mismo. Un hombre acababa de morir bajo mis puños. Una familia quedaba sola. Gané. Pero ese golpe me derrotó por completo, me di cuenta que había perdido.
Esa fue la última vez que usé los guantes. Cada més mando la mitad de mi sueldo como cultivador de flores a la familia Nieves. Su esposa jamas quizo hablar personalmente conmigo y a través de un pariente me dio el número de la cuenta corriente a la que debía consignar. Yo mismo lo pedí como favor. Nunca más volvi a ver a Janeth. Mi madre no salé mucho a la calle porque en el barrio me llaman "el carnicero de Buenaventura" Y ella siente vergüenza, pero no la culpo. La capital es fria, y más este sitio donde trabajo, se ha convertido en mi propio lugar de reclusión. Aca nadie me conoce, nadie sabe de mi, despues de esa pelea me perdí de la gente por mucho tiempo, Ahora mis dos únicos amigos son las frias calles y el ron, cada vez que bebo lo hago con el animo de borrar todo rastro de ese recuerdo en mi mente, pero cuando caigo dormido, totalmente noqueado por la bebida, lo recuerdo con toda la claridad.
Estoy condenado a vivir el mismo segundo round todo el resto de mi vida. |