Es muy poderosa la soledad... Se apodera de tí en cuanto bajas la guardia un momento, y ¡zaz! Ya no hay nada que hacer, solo dejar correr lentamente las horas, esperando que el siguiente día ilumine en algo tu existencia. Nos persigue, sabe que basta un momento de desánimo para atacar sin riesgo de perder. Aunque no siempre gana, hay veces en que la lucha es fuerte, y nos debilita para enfrentar otras dificultades que nos presenta la vida.
Se podría decir que este es un mundo solitario, que llora sin lágrimas tratando de convertir a las personas en seres generosos, como Dios lo creó a él. Si no existiera el egoísmo, no habría soledad, pero el hombre tampoco sería hombre... La soledad te llama, te atrae suavemente, y tú te acercas, y cuando estás tan cerca que ya no puedes salir, te muestra todo su peso, su carga. A veces tan pesada que no la aguantas...Y sientes que vas a explotar, pero la soportas un segundo más, y otro segundo.. hasta que se hace parte de tu vida, y aprendes a hacerle un espacio en tu monotonía.
Y finalmente, la llegas a extrañar si se va, aunque sea tu mayor miedo en la vida.
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