Aparece el tullido blanco esperándome a las puertas del sueño

- Ven, te quiero mostrar algo - dice, pero aún no deseo dormir; y es que todavía tengo tantas cosas que observar... No me importa que mi cuerpo sea sólo una apariencia, ni me importa que de a momentos no me pueda explicar. Concentrarme en un objeto y sentir en mí sus movimientos me llena más que la inteligencia, es un estado más puro y más genial que el poseer la genialidad del genio.
Ser capaz de explicar el mundo no me interesa y menos aún ser capaz de explicar mi justificación en él.

Concentrándome en sentir detalles de lo que me rodea en mis adentros me ha dejado sin defensas y ya no soy capaz de ser. Soy capaz de sentir segundos antes lo que los otros desean y realizarlo antes de que lo expresen. En mí no hay sorpresa, no soy más que un agradable hombre vacío, soy capaz de robarte tus miedos y vivirlos dentro de mí, soy capaz de absorber lo que te golpea y generando una sonrisa a pesar del dolor ajeno robado que me cala por dentro en los segundos que estoy frente a tí hago generar en tí la forma de tu alivio... el cómo serías...

Nos separamos, se va entonces por un lado la mujer aliviada, hermosa hasta el próximo choque con la realidad.
Por el otro lado me voy yo atormentado cargando y sublimando tus pesadillas..., siento que tienes ganas de darme las gracias y te prohibo dármelas aquí.

En el medio, entre los dos, en la nube de gas de la lectura inconsciente de nuestros intentos hemos dado cabida a nuestro último engendro, ahora sí tengo ganas de ir a dormir.