Necesidad de oír la voz en la emisora,
De oírla en el teléfono,
De que vulva a sonar.
No es que la corriente no exista y produzca silencio,
No es que sea un día de tormenta confusa,
Es eco de montaña a miles de kilómetros.
Es escaso el ocaso escondiéndose,
Aturdida la mañana reconociendo al ruiseñor,
No es aquella que resuena en el balcón,
Que habita en la ensenada,
Que duerme despierta y no se siente de madrugada.
Es esa ilusión en un rincón tímido del oído
Que requiere de ella para ser divino.
Texto agregado el 11-10-2005, y leído por 139
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Lectores Opinan
11-10-2005
Hay voces que se pueden oir pero hay una voz que no se puede dejar de escuchar y es la del corazón. caio
11-10-2005
Hay voces que se pueden oir pero hay una voz que no se puede dejar de escuchar y esla del corazón. caio
11-10-2005
Hay voces que se pueden oir pero hay una voz que no se puede dejar de escuchar y esla del corazón. caio
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