Media Noche, se escucha un grito extraño fuera de la casa.

- Sr. Martín ¿Espera Usted recompensas?

- No, Sr. Sistema, yo no espero recompensas.

Pero la cosa llueve, sean o no sean recompensas, lo cierto es que llueven. Se abren las nubes grises de la noche y desde los lados de la Pirámide se ven llover.

- Sr. Sistema: esos seres a los que ve llover son seres libres Señor, y por eso es que son tan hermosos ¿Los ve Usted como recompensas?

- Siempre los traté como recompensas.

- ¿Los seguirá tratando como recompensas?

- Ya no tengo cómo agarralos ¿No ves que son muertos?

- Alégrese de que Usted mismo los creó. Sabe Usted que son la sangre de sus asesinados.


Se escucha otro grito terrible en la Media Noche.

- Sr. Martín ¿Espera Usted recompensas?

- Yo no espero recompensas ¿Y Usted?

- Siempre las esperé. Pensé que Usted vendría corriendo a confesar su derrota.

- Yo no tengo derrotas porque no tengo competencias Sra...., Es por ello que nunca corrí ni hice lo que vosotros esperabais, es por ello que vuestras victorias nunca tuvieron poder sobre mí. No tengo responsabilidad sobre lo que Ustedes han creado.

- ¿No les dirá que se vayan y que cesen de atormentarnos en nuestros sueños?

- No tengo ningún poder sobre ello Sra.... Todo estaba en vuestras mentes.

- ¡Largo de aquí!!

Se escucha un otro grito profundo en la Media Noche.

- Sr. Martín ¿Busca Usted su recompensa?

- No sé de qué recompensa me habla Usted Sr. Masón ¿Será acaso un hundimiento profundo en la muerte?

- ¿Lo haría Usted por nosotros?

- No Señor, Ustedes mismos se encargaron a la perfección de hacerlo. Sabe Usted que no tuve que mover un solo dedo.

- Lo sabemos, pensé que nos ayudaba Usted en nuestra labor.

- Aparentemente así es. Pero no era precisamente vuestra labor. No era a vosotros a quién obedecían mis movimientos.

- ¿Se quedará Usted con nosotros?

- Os quedareis vosotros a mis piés...

Se escuchan alaridos en la Media Noche. Los débiles ya no tienen más ese aura blanca prestada de protección.

Se cierran los ojos en sueños. Se abren los ojos en la vida. Se cierran los ojos en sueños. Se ven.


ooo

- Este lugar me gusta, me gusta mucho más... - Dice la sombra blanca que sale tras la roca conviertiéndose en conocida mujer. Se acerca a Uno. El Infierno se altera mediante la interacción de Dos. Surge Tres, Cuatro, Cinco. Los condenados a este círculo del Infierno se convierten en honguillos venenosos prontos a recibir un poquito de sol. Observo lo que tiempo ha que había esperado: la transformación del Infierno en Paraiso.


ooo

"¡Beatriz es Nuestra!!" - Me gritan los ángeles del Paraiso.

- Nunca tuve ningún intento de poseer.

Me miran intensamente a los ojos para saber si miento. Estoy aburrido. Aborrezco tanta mierda. Me quiero ir. Comienzo a trazar el círculo a mi alrededor con la punta del pulgar de uno de mis piés y desaparezco en una llama.

Al retornar allá abajo a mi casa, Beatriz ya estaba allí.

Las estrellas fosforescentes pegadas en las paredes de mi cuarto son estrellas de verdad, surgen nuevas, viejas desaparecen, estoy finalmente solo allí.