Ella le miró fijamente, orgullosa de tener el valor, al fin liberada.
"¿Sabe que le digo?, que abandono este trabajo del demonio¡, me libero al fin de esto, adios, mañana no me espere, sí, así sin mas, no ve que el mundo está tras esta puerta¡ aquí os quedais¡, es mas me voy de este país que pierde el norte antes de empezar a formar parte de esa masa de pierdesueños. Que os vaya bien¡", y suspiró aliviada de haber roto las cadenas, y rió a carcajadas, y comenzó a caminar ligera.
De pronto un ruido ensordecedor la hizo llevar las manos a los oidos, despertó con el brusco movimiento de su cuerpo. Se levantó, y bajo la ducha pensó, como cada mañana, cuando se atrevería a dar el paso. |