Era de noche, una noche oscura y lluviosa, la típica noche otoñal en la que el viento provocaba extraños efectos sonoros que hacían volar la imaginación.Ella lo sabía bien, desde pequeña había sido una persona muy facilmente sugestionable y por ello siempre había tenido miedo de quedarse sola en casa y, aún hoy, con casi treinta años, la idea de pasar una noche sola no era de su agrado pero hoy no tenía otra opción.
Decidió no darle importancia al hecho de estar completamente sola e intentó autoconvencerse de que no le vendría mal disfrutar de un tiempo alejada de todo el mundo, en apariencia parecía sencillo, no corría ningún peligro permaneciendo ella sola en la casa, al menos ningún peligro físico porque en lo que se refería a los de otro tipo las cosas eran distintas.
Siempre había sido una persona atormentada por sus demonios internos, pero a fuerza de paciencia y de pastillas, sobre todo de pastillas, había conseguido dejar todo eso atrás, como aquella temporada en la que no podía dormir porque tenía miedo de no despertar nunca más, y es que fue muy terrible para ella descubrir que algún día iba a morir porque hasta aquel momento ella no era plenamente consciente de que en esta vida todo tiene un principio y un final, sabía que la gente moría y nacía cada día pero no pensaba en ello nunca hasta que llegó el día en que empezó a hacerlo y se derrumbó.
Tras esta gran crisis las cosas nunca volvieron a ser como antes, nunca se pudo decir que fuera una persona feliz, siempre estuvo acompañada de un aura de melancolía, y todo eso se acentuó aún más.
Las terapias, las pastillas, los intentos de familia y amigos parecían hacer algo pero todo era mentira, ella engañaba a todos para que dejaran de preocuparse por ella, su madre echaba la culpa a los libros que a ella tanto le gustaban leer, libros de ocultismo, demonios, brujas y vampiros, sus amigos a la ruptura con su alma gemela pero sólo ella sabía la verdad, sólo ella sabía que en el momento en que había descubierto que un día todo terminaría había empezado a morirse por dentro, que era un proceso irreversible, que ya nunca más podría ser plenamente feliz, que había dejado de ser una niña y, sobre todo; que no habría ni un solo día del resto de su existencia en que no fuera a pensar en su muerte.
A la gente le gusta mucho decir cosas como que el tiempo lo cura todo y en cierta manera es verdad, con el paso del tiempo el dolor se va atenuando pero nunca llega a desaparecer por completo, hay heridas que se llevan en el corazón hasta el fin de los días, hay días en que apenas se siente, en cambio hay otros en que duele tanto que parece arder y eso es lo que le pasa a ella cuando llega la noche y está sola, todos los malos momentos,todos los malos recuerdos, todos los miedos, salen a la superficie pero magnificados porque se siente sola y desprotegida.
A pesar de todo se siente una privilegiada porque ahora es capaz de llevar una vida normal, puede dormir sola y a oscuras, como siempre le había gustado, y ya no tiene miedo a estar sola pero esta noche todo es diferente.Desde hacía varios días sabía que esa noche estaría sola, intentó hacerse la fuerte ante los demás diciendo que todo iría bien y que no tenía miedo de nada e incluso intentó autoconvencerse aunque en su fuero interno sabía que iba a ser una noche muy larga.
Sus padres intentaron convencerla para que se fuese con ellos y sus amigos también pero si hay algo que no ha cambiado en ella con los años es su orgullo, aún sabiendo que iba a pasar la noche aterrorizada no tenía intención de mostrar sus debilidades a los demás, ya las había enseñado demasiadas veces.
Por tanto, tomada la decisión, decidió prepararse lo mejor posible para pasar la noche.
Las cosas empezaron bien, en la televisión emitían un par de películas que le interesaban asi que se dispuso a disfrutar de una agradable y relajada disfrutando de clásicos como "Amanecer" de Murnau o "Encadenados" de Hitchcock. Antes de que se pudiera dar cuenta se había quedado dormida en el sofá, la verdad es que debieron ayudar bastante los dos tranquilizantes que se había tomado con la cena.
De repente, se despertó sobresaltada, algo había golpeado la ventana, como en las malas películas de terror,pensó, y medio dormida se metió en la cama donde, casi instantáneamente se quedó dormida.
Empezó a soñar, estaba volando, se sentía libre y liviana, nunca en su vida se había sentido tan maravillosamente bien, era como estar en el paraíso pero, sin previo aviso se quedó inmovil,no podía moverse y cada vez le costaba más respirar, empezó a sentir un intenso dolor en el pecho, como si alguien estuviera oprimiéndola y empezó a caer.
Quería gritar pero no podía, ella era plenamente consciente de que estaba soñando y estaba haciendo todo lo posible por despertarse pero todo era en vano y mientras tanto seguía cayendo y el dolor en su pecho era cada vez más insoportable, ella sabía que ese dolor era real, que no era solo un sueño y esa certeza hizo que se pusiera cada vez más nerviosa y mientras tanto seguía cayendo.
Recordó que una vez alguien le había dicho que cuando tenía una pesadilla rezaba todas las oraciones que se sabía y ella comenzó a rezar, maravillándose de ser capaz de recitar casi perfectamente oraciones que en el estado de vigilía era incapaz de recordar pero todo ello fue en vano.
Ya no sabía que hacer, seguía cayendo hacía el vacio y todo lo que intentaba a hacer para despertarse era inútil y, de repente, se dio de cuenta.
El sueño era una metáfora de su vida.
Cuando era una niña era feliz, su niñez fue la única etapa de su vida en que fue plenamente feliz pero las cosas empezaron a cambiar, todo dejó de ser color de rosa y se dio de bruces con la dura realidad, incapaz de reaccionar ante lo que sucedía a su alrededor.
Y fue en ese momento, al tomar conciencia de lo que estaba pasando, cuando se despertó
Los rayos del sol empezaban ya a filtrarse por las rendijas de su persiana asi que se levantó, con una sonrisa en los labios, subió la persiana ,se sentó ante su escritorio y comenzó a escribir :
"Anoche soñé que me moría..."
|