Se están buscando.
Viven de buscarse.
Juntan los fragmentos, los dispersan. Se permiten entregarse un sentir de tiempo colmado.
Son ida y vuelta, presencia esencial. Recuerdos sin orden ni sucesión.
Instantes de aire cálido guardado, atrapado en esa capacidad única y total, ese éxtasis desnudo y elemental que se dan al besar.
Ese algo demasiado grande, profundo, misterioso como para medir y limitar dentro del marco de las palabras.
Enamorados y amantes.
A pesar de que a los hombres de ciencia no les gusta mucho leer esta definición, para hablar de ellos, lo mas apropiado es elegir una forma teleológica para encasillar lo no encasillable.
"Son dos voluntades, dos maneras propias de extender el sí mismo de uno con el fin de promover el crecimiento del otro".
Amarse es ante todo un acto de voluntad. Intención, acción y elección.
No se aman obligados los amantes.
Se buscan; sus ojos acercan las miradas, se eligen las caricias y se encuentran los labios.
Pensar que deben amarse, es en realidad no amar. Significa basarse en falsas concepciones sobre lo que es amor.
Y una de las concepciones falsas del amor, quizá la mas difundida y que lleva a sufrimientos vanos, es aquella creencia de que enamorarse es amar.
Enamorarse no necesariamente es amar.
La experiencia de enamorarse o creerse enamorada/o llega acompañada de una relación específica con lo erótico vinculado al sexo.
Enamorarse es solo un principio que puede ser o no real. Es siempre transitorio y, cualquiera sea la persona de la que nos hayamos enamorado, tarde o temprano vamos a dejar de "volar" por él o ella.
Y dejar de volar o estar sobre las nubes por el o ella, no significa dejar de amar. Solo que la sensación de éxtasis que caracteriza al enamorado ha pasado.
Allí comienzan las fronteras del yo, el sentido de identidad.
Cuando un bebé nace durante los primeros meses de vida, no distingue entre sí mismo y el resto del universo. Cuando mueve sus brazos y sus piernas, el mundo mismo se está moviendo. No se distingue de la cuna, de la habitación, de sus padres, lo animado o inanimado son lo mismo para él. No existen diferencias entre el tú y el yo. No existe identidad, todo es uno (al igual que los enamorados).
Con el tiempo el niño, comienza a experimentar el mismo, como una identidad separada. Cuando siente hambre, calor, frío no siempre está la madre para cubrir o alimentar, allí comienza a descubrir el sentido de identidad propia, y quizá se sienta en un principio solo, pero sentirse solo no significa que la madre no está, interiormente sabe que su mamá está.
Enamorarse solamente, no es amar.
Enamorarse puede ser el principio, pero en esa etapa se pierde también el sentido de identidad.
Cuando se siente la soledad y para salir de detrás de los muros de esa soledad buscamos el enamoramiento para que esta soledad no nos resulte algo penoso, quizá estemos cometiendo otro error, buscar algo que no es amor y solo nos lleva a una situación que nos unifica con el mundo exterior.
No nos distinguimos "de la cuna y de la habitación", allí, enamorase puede permitir esa evasión transitoria. El sufrimiento llega después cuando si ese amor no fue real, solo representó una fuga de las fronteras del yo temporal (y al no existir la madre atrás) se sufre nuevamente la soledad.
Ahora bien, si existe la madre detrás, o sea el verdadero amor, unidos con la persona que amamos y que nos ama, desaparecen las tinieblas.
Los enamorados se dan cuenta que son entes separados, pero se aman y amarse significa respetar las fronteras del yo.
Amarse es cuidar y atender, entender y amar sin aferrar la libertad.
Enamorarse y amar es posible solo requiere ser feliz y dejar serlo.
Ella y El aprendieron a.....
Buscarse.
Viven de buscarse.
Juntan los fragmentos, los dispersan. Se permiten entregarse un sentir pleno de tiempo colmado.
Son ida y vuelta, presencia esencial. Recuerdos sin orden ni sucesión.
Libres pueden verse cuando sonríen después de amarse, con esa sonrisa tan propia, tan individual, tan suya.
Amarse es saber que cerca o lejos, estarán juntos por mas tiempo si aprendieron a respetarse la libertad".....
Enamorarse no soy yo, eres tú pues como dice Bécquer "Poesía, eres tú".
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