Soy el Niño y el Asesino. Muerte de un niño agradeciendo. - La inocencia luce estúpida esta vez - A su asesino dice te quiero, al tener que marcharse asustado sus últimos segundos sofocados los dedica perdonando por amor. - La inocencia luce estúpida esta vez - Cuando con los ojos inyectados ese cuello cede fácil a su mano que lo levanta con la fuerza del nuevo placer, casi por un juego o un impulso inevitable, (*un deseo natural e incomprensible) el niño no se siente muerto y el asesino no se siente culpable.
Texto agregado el 10-10-2005, y leído por 143 visitantes. (1 voto)