Si olvido las fachadas que me inyectaron puedo tocar mi sombra hasta hallar su puerta vertirme contra el flujo de esta herida abierta encandilado del brillo más negro engendrado. A medida que el gas oscuro me atraviesa un capullo me arropa y me alimenta mi ser duerme y del tiempo se despierta con los ojos vírgenes trepando la belleza.
Texto agregado el 10-10-2005, y leído por 129 visitantes. (2 votos)